Un ensayo muy interesante, para conocer más acerca de muchas mujeres olvidadas o ignoradas de nuestra historia
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Poesía, libros y alpiste. Escampaos y bandolerismo. Si bajo de la rama soy Víctor Briones Antón
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Los libros de Señó Moshuelo
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Señó Moshuelo valoró Dulces sueños: 4 estrellas

Dulces sueños por Robert Bloch, José Luis Moreno-Ruiz (traductor) (Gótica, #61)
Robert Bloch (1917-1994) empezó a publicar a los 18 años y enseguida se convirtió en autor cotizado de las páginas …
Señó Moshuelo empezó a leer El diablo te lleva a casa de Gabino Iglesias

El diablo te lleva a casa por Gabino Iglesias, Miguel Sanz Jiménez (traductor)
Después de que diagnostiquen de leucemia a su hija pequeña y ahogado por las facturas médicas, Mario acepta un trabajo …
Pedrote terminó de leer Ibéricas de Ángela Vicario
C. Pimentel ha dejado de leer Cómo no hacer nada por Jenny Odell
Dar la turra bien
5 estrellas
Interesantísimo libro de las chicas de Climabar, una iniciativa de divulgación sobre la crisis climática que intenta llegar a los sectores más jóvenes usando un lenguaje fresco, divertido y accesible, aunque sin renunciar en ningún caso al rigor ni olvidar la seriedad del tema. Da un montón de pautas para ayudar a mejorar nuestra comunicación sobre el cambio climático. Más que recomendable!
Invitación a escuchar nuestras propias conciencias
3 estrellas
El libro que aquí se reseña se compone de 4 ensayos. El orden de presentación no es cronológico, sino que obedece a un orden lógico. El primero de los ensayos, Una vida sin principios, puede verse como una declaración de principios o actitudes éticas fundamentales, que se verán desarrolladas a lo largo de los tres ensayos restantes, Desobediencia Civil, La esclavitud en Massachusetts y Apología del Capitán Brown. El primer ensayo, Una vida sin principios, no es el más conocido pese a la importancia que tienen a la hora de reconocer las bases fundamentales del pensamiento de Thoreau. Fue publicado en octubre de 1863, a poco más de un año de la muerte del autor. El tema central que lo ocupa es la preocupación en torno al modo y la forma como se nos va la vida. En relación a esto, podemos leer:
“Los caminos por los que se …
El libro que aquí se reseña se compone de 4 ensayos. El orden de presentación no es cronológico, sino que obedece a un orden lógico. El primero de los ensayos, Una vida sin principios, puede verse como una declaración de principios o actitudes éticas fundamentales, que se verán desarrolladas a lo largo de los tres ensayos restantes, Desobediencia Civil, La esclavitud en Massachusetts y Apología del Capitán Brown. El primer ensayo, Una vida sin principios, no es el más conocido pese a la importancia que tienen a la hora de reconocer las bases fundamentales del pensamiento de Thoreau. Fue publicado en octubre de 1863, a poco más de un año de la muerte del autor. El tema central que lo ocupa es la preocupación en torno al modo y la forma como se nos va la vida. En relación a esto, podemos leer:
“Los caminos por los que se consigue dinero, casi sin excepción, nos empequeñecen. Haber hecho algo por lo que tan solo se percibe dinero es haber sido un auténtico holgazán o peor aún. […] No contrates a un hombre que te hace el trabajo por dinero, sino a aquél que lo hace porque le gusta. […] Un hombre eficiente y valioso hace lo que sabe hacer, tanto si la comunidad le paga por ello como si no le paga. […] Si tuviera que vender mis mañanas y mis tardes a la sociedad, como hace la mayoría, estoy seguro de que no me quedaría nada por lo que vivir. […] No hay mayor equivocación que consumir la mayor parte de la vida en ganarse el sustento.”
El segundo ensayo, La desobediencia civil, vio por primera vez la luz en mayo de 1849. Es éste el escrito más conocido e influyente de Thoreau. Fue escrito en un momento en el que Estados Unidos estaba en guerra con México; una guerra que no sólo traería como resultado la anexión de vastos territorios otrora mexicanos, sino que le permitiría a Thoreau poner en evidencia las inconsistencias entre los ideales de la Declaración de Independencia y la Constitución de los Estados Unidos, y las prácticas del gobierno y los ciudadanos de la Unión Americana. Es así que afirma:
“Miles de personas están, en teoría, en contra de la esclavitud y la guerra, pero de hecho no hacen nada por acabar con ellas; miles que se consideran hijos de Washington y Franklin, se sientan con las manos en los bolsillos y dicen que no saben qué hacer, y no hacen nada; miles que incluso posponen la cuestión de la libertad a la cuestión del mercado libre y leen en silencio las listas de precios y las noticias del frente de Méjico tras la cena, e incluso caen dormidos sobre ambos. ¿Cuál es el valor de un hombre honrado y de un patriota hoy? Dudan y se lamentan y a veces redactan escritos, pero no hacen nada serio y eficaz. Esperarán con la mayor disposición a que otros remedien el mal, para poder dejar de lamentarse. Como mucho, depositan un simple voto y hacen un leve signo de aprobación y una aclamación a la justicia al pasar por su lado. Por cada hombre virtuoso, hay novecientos noventa y nueve que alardean de serlo, y es más fácil tratar con el auténtico poseedor de una cosa que con los que pretenden tenerla.”
Es precisamente esta inconsistencia e incoherencia entre principios y prácticas, sobre la que Thoreau basa buena parte de su argumentación a favor de la desobediencia civil:
“Bajo un gobierno como este nuestro, muchos creen que deben esperar hasta convencer a la mayoría de la necesidad de alterarlo. […] Lo que tengo que hacer es asegurarme de que no me presto a hacer el daño que yo mismo condeno.[...] Si mil hombres dejaran de pagar sus impuestos este año, tal medida no sería ni violenta ni cruel, mientras que si los pagan, se capacita al Estado para cometer actos de violencia y derramar la sangre de los inocentes. Esta es la definición de una revolución pacífica, si tal es posible. […] Me complazco imaginándome un Estado que por fin sea justo con todos los hombres y trate a cada individuo con el respeto de un amigo. Que no juzgue contrario a su propia estabilidad el que haya personas que vivan fuera de él, sin interferir con él ni acogerse a él, tan solo cumpliendo con sus deberes de vecino y amigo. Un Estado que diera este fruto y permitiera a sus ciudadanos desligarse de él al lograr la madurez, prepararía el camino para otro Estado más perfecto y glorioso aún, el cual también imagino a veces, pero todavía no he vislumbrado por ninguna parte.”
En los dos ensayos restantes, La esclavitud en Massachusetts y Apología del capitán John Brown, Thoreau habla de la necesidad de una ampliación efectiva de los derechos fundamentales e inalienables consagrados desde la Declaración de Independencia. Fundamenta su ataque a la esclavitud a partir de la exigencia de respeto por la dignidad de cada persona humana, independientemente de su condición. Así mismo, Thoreau se indigna ante los atropellos y abusos de los políticos en el poder y de los jueces de los altos tribunales, así como ante el servilismo de los periódicos frente a los gobiernos de turno. Y su reclamo, más que recurrir a argumentos políticos o económicos, apela a la igualdad entre seres humanos:
“Quisiera recordarles a mis compatriotas que ante todo deben ser hombres, y americanos después, cuando así lo convenga. No importa lo valiosa que sea la ley para proteger las propiedades e incluso para mantener unidos el cuerpo y el alma, si no nos mantiene unidos a toda la humanidad.”
A pesar de que los ensayos que componen este libro fueron escritos hace poco más de siglo y medio, su vigencia se mantiene. Son textos que nos suenan aún familiares, cercanos, parte incluso de nuestras ideas. Textos cuyo contexto histórico nos permite percibir la valentía y la sensatez de una persona capaz de ver más allá de los destellos de la deslumbrante promesa de vivir en el país de la Libertad. Son también una invitación a escuchar nuestras propias conciencias, a observar el mundo con nuestros propios ojos y no a través de lo que los demás quieran que veamos. Son, en fin, un camino que nos conduce a nuestra libertad, con toda la responsabilidad que ello implica, como seres humanos, más allá de las diferencias, las ambiciones y los prejuicios que nos separan y que nos impiden constituirnos como una comunidad verdaderamente humana.
Concepto de Consiliencia
5 estrellas
Más que nunca, historia de la ciencia. Este podría ser el corolario de la última obra póstuma de Jay Gould. A través de pequeños hallazgos en obras inesperadas (como la obra censurada de uno de los primeros zoólogos de la historia, Konrad gesner) o en la discusión con Edward O. Wilson sobre el concepto de consiliencia (concepto que hace referencia a la unión de saber bajo un mismo paraguas), Gould intenta armar toda una vía de conocimiento; toda una caja de herramientas filosóficas sobre la ciencia que busca ser alternativa al reduccionismo y al simplismo. En palabras de Gould:
“una aproximación idiosincrásica, pero básicamente histórica, al supuesto conflicto entre la ciencia y las humanidades […]. Mi razonamiento sigue 4 afirmaciones: I) El conflicto inicial entre la ciencia y las humanidades asistió inevitablemente al nacimiento de la ciencia moderna en la revolución Científica del siglo XVII, […] II) documentaré, con …
Más que nunca, historia de la ciencia. Este podría ser el corolario de la última obra póstuma de Jay Gould. A través de pequeños hallazgos en obras inesperadas (como la obra censurada de uno de los primeros zoólogos de la historia, Konrad gesner) o en la discusión con Edward O. Wilson sobre el concepto de consiliencia (concepto que hace referencia a la unión de saber bajo un mismo paraguas), Gould intenta armar toda una vía de conocimiento; toda una caja de herramientas filosóficas sobre la ciencia que busca ser alternativa al reduccionismo y al simplismo. En palabras de Gould:
“una aproximación idiosincrásica, pero básicamente histórica, al supuesto conflicto entre la ciencia y las humanidades […]. Mi razonamiento sigue 4 afirmaciones: I) El conflicto inicial entre la ciencia y las humanidades asistió inevitablemente al nacimiento de la ciencia moderna en la revolución Científica del siglo XVII, […] II) documentaré, con ejemplo idiosincrásicos, esta desavenencia inviable e inicial entra la ciencia y las humanidades preguntando qué es lo que los arquitectos de la Revolución Científica pensaban que necesitaban superar, […] III) Este conflicto, inicialmente comprensible, se convirtió en necio y dañino hace mucho tiempo y IV) [...] argumento que podemos identificar una manera correcta y otra equivocada de conseguir una curación adecuada de nuestro antiquísimo conflicto.”
Para presentar ese “conflicto inicial” Gould habla de John Woodward (1665-1728), un seguidor prototípico de la nueva forma de entender del mundo tras Newton, cuya obra fue revisada, como todas en aquella época, y todos los nombres de autores protestantes (o molestos con la iglésia católica en general), como el de Erasmo de Rotherdam, fueron tachados sistemáticamente. Una vez planteada la problemática existente en los S.XVII-XVIII entre el empirismo y la religión, se entiende el surgimiento del conflico inicial (puntos I y II de Gould). Entonces ¿Por qué considera Gould que el conflicto se ha convertido en necio, inecesario e, incluso, perjudicia? Estas son las razones que da: “En particular, he elogiado aquí la compresión superior de las humanidades en tres áreas: 1) reconocer y analizar las influencias sociales y los sesgos cognitivos que hay dentro y detrás de todo trabajo creativo, incluidos los estudios empíricos, 2) destacar la importancia de las preocupación de estilo y retóricas en la presentación y aceptación de cualquier buen razonamiento, y 3) desarrollar determinados modos de conocimiento que la ciencia necesita pero que, por razones contingentes de su propia historia, nunca destacó o incluso rechazó, pero que en cambio florecieron en las humanidades”.
Es decir, y resumido en una de las máximas americanas [por que es uno de sus lemas nacionales]: “pluribus et unum” o plurales y unidos; en otras palabras: respetemos las diferentes formas de conocer porque son válidas mientras respeten todas los mismos principios y, de esta forma, conoceremos más (punto III de Gould). Y deja un recado dialéctico para aquellos partidarios del cientifismo como forma única de saber:
“Una aplicación y comprensión favorablemente dispuestas de temas «convivenciales» en el estudio humanístico ayudaría a que un público general receloso aprobara y aceptara la ciencia. La eliminación de barreras artificiales entre las ciencias y las humanidades ayudaría todavía más.”
Y Gould termina el libro haciendo un contrapunto al libro de “Consilience: la unidad del conocimiento” de Edward O. Wilson, explicando la raíz original del término “consiliencia”, concepto creado por uno de los primeros historiadores de la ciencia, William Whewell (194-1866) y el primero en referirse como “científico” a los que utilizan el empirismo como forma de indagación. Para Gould, Wilson hace un uso sesgado del término, porque la verdadera naturaleza del mismo se refiera a lo siguiente: saber encontrar la explicación común a varios hechos aparentemente no relacionados; esa sensación de eureka y de descubrimiento es a lo que se le puede llamar consiliencia. El Zorro es un animal que, con su aguda inteligencia, es capaz de optar por varias estrategias de supervivencia, adaptándolas siempre a lo que sucede: no es especialista en nada, y sabe de todo; por otro lado, el Erizo es un animal que, ante la adversidad, solo tiene un camino: enrollarse sobre si mismo y confiar en la protección que le ofrecen las puas. Es experto en protección, pero no sabe hacer nada más. Para Gould son dos metáforas de las humanidades y la ciencia, respectivamente (holísmo frente a método científico) y la única vía es la consiliencia y el respeto mutuo entre ambas: nunca un Zorro y un Erizo serán el mismo animal.
Señó Moshuelo quiere leer Las voladoras de Mónica Ojeda

Las voladoras por Mónica Ojeda
Mónica Ojeda se ha convertido en una de las voces más exitosas y leídas de la nueva generación literaria latinoamericana. …
Chuck! comentó acerca de Las voladoras de Mónica Ojeda
LaCar terminó de leer INFANCIA EN BERLIN HACIA 1900 ALI de Walter Benjamin
Un autor imponent, però he de reconèixer que en alguns moments se m'ha fet muntanya amunt. Una prosa excepcional però de vegades molt intrincada.
Un autor imponent, però he de reconèixer que en alguns moments se m'ha fet muntanya amunt. Una prosa excepcional però de vegades molt intrincada.
LaCar terminó de leer María desvelada de Yaratullah Monturiol
Qui va ser Maria? Una versió de la verge Maria poderosa i feminista, feta des de l'ull de l'Islam amb comentaris creuats amb el cristianisme. Pensat per fer petar el cap de la gent que el té acomodat a les versions oficials.
Qui va ser Maria? Una versió de la verge Maria poderosa i feminista, feta des de l'ull de l'Islam amb comentaris creuats amb el cristianisme. Pensat per fer petar el cap de la gent que el té acomodat a les versions oficials.
LaCar terminó de leer La fuente griega de Simone Weil
Un llibre excepcional per donar sentit a la lectura de la Ilíada. «No és possible estimar i ser just si es coneix l'imperi de la força i se sap no respectar-lo.»
Un llibre excepcional per donar sentit a la lectura de la Ilíada. «No és possible estimar i ser just si es coneix l'imperi de la força i se sap no respectar-lo.»
Señó Moshuelo quiere leer El beso de la mujer araña de Manuel Puig
Señó Moshuelo quiere leer Mascota de Akwaeke Emezi

Mascota por Akwaeke Emezi
En la ciudad de Lucille ya no queda ningún monstruo, o eso les enseñan a los niños. Jam ha crecido …












