Las Malas

Pareciera en un principio que va a ser una historia con final feliz con cierto tinte de meritocracia en el sentido de que la protagonista está estudiando, costeándose una formación. Aunque la protagonista reside en dos mundos paralelos que nunca se encuentran, el mundo de las travestis nocturno que acrecienta la sensación de manada, seguridad e identidad a la par que entraña miles de riesgos; y el mundo del día, seguro pero inestable, falso, dañino y la familia, que, aunque luche descaradamente para que gane el segundo, es conocedor de ambos, por lo que provoca otro tipo de violencia que persigue a la protagonista cada uno de los días. Es un libro durísimo, escrito desde abajo para su gente y es por eso mismo que le da una patada a esa primera apariencia que menciono. La meritocracia en el mundo de las travestis, en el parque, no existe. Es un libro que recomendaría a todo el mundo aunque con el aviso de que en alguna ocasión vas a sufrir con la narrativa a pesar de que no se regodea en la miseria mientras que a la vez, la narra. Conclusión: brutal, como he visto que ya ha reseñado alguna persona.

Me da hasta coraje, que decimos por aquí, porque Las malas es un libro necesario, casi imprescindible para conocer de cerca y de la mano de una de ellas, lo 'malas' que eran para la sociedad las travestis del Parque Sarmiento y, por ende, las de todo el mundo mundial. Como crónica social podría decirse que es impecable.

Ahora, a nivel literario, la labor de una persona que se dedique a la corrección le hubiera venido al pelo: tanto por estructura, porque digamos que no tiene, más allá del evidente hilo a través del personaje de la tía Encarna, como por errores básicos que no pueden deberse a una elección de Camila Sosa, pues no guardan un orden ni un sentido, sobre todo usar de manera indistinta, no ya en el mismo capítulo sino en el mismo párrafo, el pasado y el presente histórico.

Vaya, que me he embebido la novela, porque las historias que narra son explosivas y tremendas, contadas con tanta sensibilidad como crudeza, pero lo otro me ha costado lo suyo y me llevaba a descentrarme.