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Cuenta de @lopezsanchez@mas.to Ensayo, cómic y, por supuesto, buena literatura (y también mala, qué demonios).

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Objetivo de Lectura de 2025

¡55% terminado! ArianeDeTroil ha leído 44 de 80 libros.

Pedro Olalla González: Palabras del Egeo (Paperback, 2022, Acantilado) 1 estrella

Estas palabras, escritas por un hombre que espera a su hijo en un rincón perdido …

Palabras del Egeo

1 estrella

Pues mira que lo siento porque su "Historia menor de Grecia" me parece un libro fabuloso que he recomendado mucho, pero este me ha cabreado muchísimo. El amor del autor por Grecia es tal que le lleva a caer en falacia tras falacia con una falta de rigor tremenda. Muestra un desconocimiento profundo de técnicas historiográficas hasta el punto de considerar las fuentes mitológicas como fuentes históricas. (Aquí hago un inciso: evidentemente, los textos literarios y mitológicos aportan material útil para la historiografía, pero no pueden tomarse como hechos probados y deben servir únicamente de guía para la formulación de hipótesis o como dato adicional dentro de un proceso sistemático de investigación historiográfica). ¿Y todo para qué? Para escribir una obra sospechosamente nacionalista y helenocéntrica. Todo es griego. ¿Los egipcios? Griegos. ¿Los yacimientos de metales de ciertas zonas de Canadá? Griegos. ¿El inglés? Griego. ¿El indoeuropeo? Una invención sin fundamento …

François Bégaudeau, Teresa Jarrín: Menuda papeleta (Paperback, español language, 2024, Errata Naturae Editores) 2 estrellas

Tal vez a ti también te hayan dicho que como ciudadano o ciudadana tienes un …

Menuda papeleta

2 estrellas

Comienza con una declaración de intenciones: yo no voto, no es ni bueno ni malo; tengo amigos que votan y otros que no, lo cual no es ni bueno ni malo. Bien, me digo: vamos a discrepar, pero nos vamos a entender. Porque cuando empecé la lectura sabía que era un libro de reflexiones anarquistas en contra del voto con el que necesariamente no iba a estar de acuerdo. Ese principio, no obstante, me abría la puerta a encontrar puntos de acuerdo y esperar tolerancia por parte del autor hacia los que sostienen otra postura. Sin embargo, conforme avanza el libro, la fachada de tolerancia va cayendo. Se queja -con bastante razón- de que gran parte de los "votantes" miren por encima del hombro a los que optan por no votar. Sin embargo, acaba sin querer aplicando esa misma actitud desde su lado hacia los que votan, a los que …

Patti Smith, Rosa Pérez Pérez: Éramos unos niños (Paperback, Debolsillo, DEBOLSILLO) 4 estrellas

Éramos unos niños

4 estrellas

Una autobiografía apasionante plagada del who is who de la contracultura newyorkina de los 70. Requiere cierto conocimiento de los movimientos culturales de la época (música, literatura, fotografía... Arte en general) para no perderse, pero aún así resulta muy entretenido poder asomarse a la amistad y la vida en común de Patty Smith y Robert Mapplethorpe. Dos grandes.

Patti Smith, Rosa Pérez Pérez: Éramos unos niños (Paperback, Debolsillo, DEBOLSILLO) 4 estrellas

Una tarde de finales de noviembre, Robert regresó a casa un poco alterado. Brentano’s tenía algunos aguafuertes a a venta. Entre ellos, había uno de la plancha original de “América: una profecía”, con el monograma de Blake. Él lo había sacado de su carpeta y se lo había metido en la pernera del pantalón. Robert no era de los que robaban; le faltaba temple. Lo hizo de forma impulsiva, por nuestro amor a Blake. Pero, pasadas las horas, se acobardó. Imaginó que sospechaban de él y se escondió en el baño, se lo sacó de la pernera, lo hizo pedazos y lo tiró al váter. Advertí que le temblaban las manos mientras me lo contaba. Había estado lloviendo y le goteaba agua de los espesos rizos. Llevaba una camisa blanca empapada que se le pegaba a la piel. Al igual que Jean Genet, Robert era un pésimo ladrón. A Genet lo pillaron y encarcelaron por robar volúmenes raros de Proust y rollos de seda a un fabricante de camisas. Ladrones estéticos. Imaginé su sensación de horror y triunfo mientras los pedazos de Blake eran engullidos por las cloacas de Nueva York. Nos miramos las manos, que teníamos cogidas. Respiramos hondo y aceptamos nuestra complicidad, no en el robo, sino en la destrucción de una obra de arte.

Éramos unos niños por , (Página 60)

“Ladrones estéticos”, qué maravilloso concepto.