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ArianeDeTroil@lectura.social

Unido hace 2 años, 4 meses

Cuenta de @lopezsanchez@mas.to Ensayo, cómic y, por supuesto, buena literatura (y también mala, qué demonios).

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Meryem El Mehdati: Supersaurio (Hardcover, 2022, Blackie Books) 4 estrellas

Se llama Meryem, pero nadie escribe bien su nombre. Tiene veinticinco años y acaba de …

Antes creía que crecer y hacerse adulto consistía en alcanzar algún tipo de paz interior que acabaría con la incomodidad y la zozobra que a veces se mudan a vivir a mi estómago. Ahora sé que los humanos somos criaturas extrañas y un poco horribles que se temen entre sí, y que hacerse adulto solo va de intentar comer bien y de tener que entregar papeles en sitios donde a veces me tratan regular o me hablan mal. Los funcionarios también son seres humanos, estoy segura, aunque la mayor parte del tiempo no lo parezcan. Para mí, crecer era la idea de disfrutar de mi independencia, de mi trabajo y de mi dinero, pero en realidad consiste en pensar continuamente en la ropa que tengo que lavar y planchar, en esa lechuga ya pocha que lleva dos semanas olvidada en la nevera, en cómo seguir evitando a mis caseros porque temo que quieran subirme el alquiler si les cojo el teléfono.

Supersaurio por  (Página 185 - 186)

Marta Rebón, Lidija Čukovskaja, Ferrán Mateo (notas): Inmersión (Paperback, español language, 2017, Errata Naturae) 5 estrellas

Febrero de 1949. Nina Sergeievna, escritora y traductora, es uno de los privilegiados a los …

Cuando me muriera, me convertiría en uno de aquellos terrones. También él. A pesar de todo lo que se había escrito, dicho y pensado sobre el tema, seguía siendo algo imposible de comprender. Se convertirían en tierra las manos, los ojos y la boca. La memoria. El sufrimiento. Los pecados. La verdad. La mentira. Y cuando eso por fin ocurriera, si alguien pisara sobre los terrones de tierra que seremos no habría ningún dolor.

Inmersión por , , (Página 181 - 182)

Marta Rebón, Lidija Čukovskaja, Ferrán Mateo (notas): Inmersión (Paperback, español language, 2017, Errata Naturae) 5 estrellas

Febrero de 1949. Nina Sergeievna, escritora y traductora, es uno de los privilegiados a los …

«Perdónemel», me apetecía decirle. «Yo no tenía derecho a juzgarle; yo, a quien nunca le habían lanzado perros guardianes; yo, que nunca había visto una tablilla de madera atada al pie de un muerto... ¡Perdóneme! Usted no quiere volver allí, a talar árboles en el bosque o a trabajar en las minas. ¡Por segunda vez! Su novela no era sino su débil escudo, su frágil muralla... ¡Perdóneme! Usted ya sufrió un infarto, esa enfermedad cuesta dinero, necesita un salario. ¿Y de qué otro modo, dado que usted es un inválido, podría ganarlo? Sólo escribiendo. Escribiendo mentiras estereotipadas... Perdóneme. No tenía derecho a exigir de usted la verdad; yo, que gozo de buena salud, también me callo. A mí no me han molido a palos durante la noche, en el despacho de un juez instructor. Y mientras a usted le pegaban, yo guardaba silencio. ¿Qué derecho tengo, pues, a juzgarlo ahora? Perdone mi maldita crueldad, ¡perdóneme!».

Inmersión por , , (Página 180)

Marta Rebón, Lidija Čukovskaja, Ferrán Mateo (notas): Inmersión (Paperback, español language, 2017, Errata Naturae) 5 estrellas

Febrero de 1949. Nina Sergeievna, escritora y traductora, es uno de los privilegiados a los …

El silencio es elocuente. Al igual que una frase pronunciada, encierra muchas lecturas. Puede ser un signo de cobardía o bien de coraje. La ausencia de palabras a veces resulta balsámica y, otras, simplemente insoportable. Es sobre todo acuciante el silencio de las víctimas de la tiranía, pues exhorta a romper el mutismo impuesto por represores y cómplices. Lo que no nos atrevemos a decir, afirmó Aleksandr Herzen, sólo existe parcialmente.

Inmersión por , , (Página 189)

Con este fragmento comienza el postfacio “CONTRA LA TIRANÍA”, que aporta un dignísimo colofón a este pedazo de novela.

Patti Smith, Rosa Pérez Pérez: Éramos unos niños (Paperback, Debolsillo, DEBOLSILLO) 4 estrellas

Le había pedido, incluso suplicado tantas veces antes de marcharme que me dijera qué estaba pensando, qué tenía en la cabeza. Él no había tenido palabras para mí. Mientras miraba aquellas hojas, me di cuenta de que había ahondado en sus sentimientos por mí y había intentado expresar lo inexpresable. Imaginar la angustia que lo había impulsado a escribir aquella carta me hizo llorar. «Abro puertas, cierro puertas», escribía. No amaba a nadie, amaba a todos. Adoraba el sexo, odiaba el sexo. La vida es una mentira, la verdad es una mentira. Sus pensamientos concluían con una herida curativa. «Estoy desnudo cuando dibujo. Dios me tiene de la mano y cantamos juntos.» Su manifiesto como artista.

Éramos unos niños por ,

Doris Lessing: Cuentos europeos (Paperback, Español language, 2010, Debolsillo) 4 estrellas

Matrimonios en apariencia bien avenidos pero rotos en su intimidad, parejas que buscan leyes insólitas …

Se imaginó el entusiasmo de la asamblea, un entusiasmo sobrio e inteligente, por supuesto. Se imaginó el final de la asamblea cuando... y en ese instante su experiencia se impuso y le mostró lo que ocurriría. En primer lugar, en la asamblea solo estarían algunos de los diversos grupos socialistas. Muy pocos, desde luego, se prestarían a ceder la hegemonía de sus pequeños grupos a algo que pretendía acabar con los pequeños grupos. La asamblea lanzaría a algunas personalidades fuertes que llevarían la voz cantante y se convertirían en líderes, pero no tardarían en discutir entre ellos y convertirse en enemigos y constituir movimientos rivales. En un abrir y cerrar de ojos, este movimiento para acabar con los cismas habría provocado uno más. Siempre sucedía igual.

Cuentos europeos por  (Página 870)

Aaaah, la eterna disputa en grupúsculos de la izquierda en busca del más puro. Parece que hay cosas que nunca cambian.

Angelika Schrobsdorff: Tú no eres como otras madres (Spanish language, 2016) Sin valoración

Ahora, pues, estaba bien apoltronado en su sillón, pero parecía haberse vuelto sensato. Ciertamente, Alemania se había convertido en una dictadura con un único partido, el NSDAP, y se habían promulgado algunos decretos nada halagueños, como el de que los funcionarios no arios, salvo los excombatientes de la guerra, tenían que pasar a la «jubilación», o que se limitaba el acceso a escuelas y universidades de personas no arias, o que a los «indeseables» se les podía retirar la nacionalidad alemana. Pero no se habían producido nuevos disturbios, y la mayoría de los quinientos mil judíos residentes en el Tercer Reich no veía ningún motivo apremiante para abandonar Alemania. […] El estilo de vida de Else no había cambiado. Se divertía y vivía al día con sus amigos, y el tema Adolf Hitler sólo se mencionaba, si acaso, entre bromas, quitándole importancia o manifestando asco. No se les podía pedir que tomaran en serio a aquel fantoche, con sus arengas gritonas y sincopadas, su manía aria y sus programas de futuro pasados de rosca. ¿Dónde estaban, al fin y al cabo? ¡En Alemania, sin duda, país civilizado y amante de la cultura donde los hubiera! Sólo Ilse Hirsch, amiga íntima de Else, miembro de una asociación sionista desde hacía años e influenciada por advertencias y llamamientos, sostenía con firmeza que era hora de abandonar Alemania y de emigrar a Palestina. Else se reía. Que eso era agua para el molino de los sionistas, decía: hacer cundir el pánico para que Palestina se llenara de judíos. Y justo ella, Ilse, que tenía los pies en la tierra, se dejaba meter aquellos pájaros en la cabeza. Que ya estaba bien. Que Alemania era su país y Berlín, su ciudad.

Tú no eres como otras madres por  (Página 233 - 234)

Qué puñetera impotencia. ¡Corred, insensatos! ¡Luchad antes de que sea tarde!

reseñó Qué de MAX

MAX: Qué (Hardcover, Salamandra Graphic) Sin valoración

Qué

Sin valoración

El genial Max nos trae un estupendo cómic en el que juega con los límites del género (la viñeta desaparece) para reflexionar sobre el adónde vamos y el significado del lenguaje. Un cómic muy simbólico y gráficamente muy valorable pero que no gustará a todo el mundo.

Percival Everett: James (Paperback, Castellano language, De Conatus) 5 estrellas

James es un libro fascinante. Una reescritura de Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark …

James

5 estrellas

Las aventuras de Huckleberry Finn revisitadas desde el punto de vista de Jim, el esclavo huido. Es una novela fantástica que muestra sin medias tintas el horror de la esclavitud y la infrahumanización de los afroamericanos. Se lee en un santiamén porque es muy adictiva. Además, es accesible para público juvenil (atención, profes de Literatura Universal). En fin, muy muy buena.

Percival Everett: James (Paperback, Castellano language, De Conatus) 5 estrellas

James es un libro fascinante. Una reescritura de Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark …

—Supongo que sí. Pero estaban robando a la gente. Contando asín de mentiras. Ese tipo no era pirata. —Ya, pero a la gente le gustaba, Jim. ¿No has visto qué caras? Seguro que sabían que eran trolas, pero se las querían tragá. ¿Cómo se entiende eso? —La gente es asín de rara. Se quedan con las mentiras que les gustan y tiran las que les dan miedo.

James por 

Nuestro viejo conocido, el sesgo de confirmación.

Angelika Schrobsdorff: Tú no eres como otras madres (Spanish language, 2016) Sin valoración

Las catástrofes políticas venían y se iban. Si uno se preocupaba demasiado por cada una de ellas, a los treinta años estaría viejo. Uno estaba a su merced, y lo mismo daba que se lamentara o se divirtiera. A divertirse, pues. […] Ante el primero de los acontecimientos [la llegada de Hitler al poder] Erich y Else quedaron conmocionados, horrorizados, fuera de sí. ¿Cómo era posible que aquel mequetrefe embravecido, al que ninguno de ellos había tomado en serio, llegara al poder con su banda de criminales y terroristas? […] El 1 de abril se produjo el boicot decretado por los nuevos gobernantes. Las SA y SS marchaban por la ciudad bramando, apostándose frente a las casas de los judíos con estudios superiores y ante las tiendas y grandes almacenes de propietarios judíos, ensuciando los escaparates con consignas fanáticas, insultando y agrediendo a quienes se atrevían a entrar en aquellos negocios y a quienes, por la calle o en los transportes públicos, identificaban como hebreos por el pelo crespo o la gran nariz. Por la noche continuaban sus correrías asaltando cines, caba-rets, teatros y establecimientos nocturnos, poniendo orden con los puños y las botas en aquel degenerado, desnaturalizado y judaizado antro de corrupción que era Berlín. […] —Me cuidaré de querer, ademas, entenderlo. Uno no hace caso del pensar repulsivo del populacho. Pero ten por seguro que lo que se han permitido hoy no se lo permitirán una segunda vez. Con lo hecho, ellos mismos se han cortado el cuello. Hitler, ese hortera criminal del flequillo está prácticamente muerto. En eso los alemanes no lo seguirán. —Los alemanes han votado a ese hortera criminal -đijo Walter Hirsch. —Lo ha votado la escoria, ¿o acaso creéis de verdad que el pueblo entero, la Alemania intelectual que amamos con razón, de repente ha cerrado filas en torno a un criminal demente?

Tú no eres como otras madres por  (Página 215 - 217)

Y así, niños, es como el fascismo se va colando en la sociedad.