En eso llegó el nacionalsocialismo a Sajonia. Observé en T. los primeros síntomas de un cambio de postura. Le pregunté cómo podía simpatizar con esa gente. —No quieren nada distinto que los socialistas —respondió—, también son un partido obrero. —Pero ¿no ves que quieren la guerra? —A lo sumo una guerra de liberación en beneficio de toda la comunidad del pueblo y, por tanto, también de los trabajadores y de la gente humilde... Empecé a dudar de la amplitud y fortaleza de su mente. Intenté hacerlo entrar en razón desde otro lado: —Has vivido durante años en mi casa, ya sabes cómo pienso y a menudo decías haber aprendido mucho de nosotros y coincidir con nosotros en tus valoraciones morales..., ¿cómo puedes entonces apoyar a un partido que me niega la condición de alemán y la humanidad por causa de mi origen? —Te lo tomas demasiado en serio, babba. (El uso del dialecto sajón sin duda pretendía introducir un matiz ligero en la frase y, en general, en la discusión.) El follón con los judíos solo sirve de propaganda. Ya verás, cuando Hitler acceda al poder, tendrá otras cosas que hacer que insultar a los judíos... Pero el follón surtió su efecto..., incluso sobre nuestro hijo adoptivo. Al cabo de un tiempo le pregunté por un joven al que conocía. Se encogió de hombros: —Está en la AEG, ya sabes lo que significa... ¿No?.... «Todos auténticos germanos» [Alles Echte Germanen]. —Se rió y se extrañó de que no me riera con él. Luego, después de un tiempo sin vernos, nos llamó por teléfono para invitarnos a comer. Era poco después de la toma de posesión de Hitler. -¿Cómo van las cosas en vuestra empresa? —le pregunté. —Muy bien —respondió—. Ayer pasamos un día grandioso. Había unos cuantos comunistas insolentes en Okrilla y organizamos una expedición de castigo.
— LTI: La lengua del Tercer Reich por Victor Klemperer, Adan Kovacsics (traductor) (Página 68 - 69)
La demonización de un colectivo débil es el veneno por el que se dispersa el odio y la intolerancia.