ArianeDeTroil respondió al estado de polkillas
@polkillas Un clasicazo. Te recomiendo leerte los seis tomos
Cuenta de @lopezsanchez@mas.to Ensayo, cómic y, por supuesto, buena literatura (y también mala, qué demonios).
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¡50% terminado! ArianeDeTroil ha leído 40 de 80 libros.
@polkillas Un clasicazo. Te recomiendo leerte los seis tomos
Peter Bagge regresa con una biografía de otra fascinante pionera del siglo XX: la escritora, feminista, corresponsal de guerra y …
La crónica autobiográfica política no es un género para todo el mundo. A mí, sin embargo, me resulta muy interesante asomarme de vez en cuando a cómo vivió determinado momento histórico uno de sus protagonistas. En este caso, Janez Drnovsek, que fue presidente de la República de Eslovenia recién independizada, nos cuenta el período desde 1989, en que le nombran por sorpresa Presidente de la presidencia de Yugoslavia, hasta 1992, con Eslovenia ya independizada y en pleno horror genocida en Croacia y Bosnia. El papel de Janez fue determinante para la llegada de la democracia en Eslovenia y su posterior independencia. A lo largo de las páginas se muestra a sí mismo como alguien que intenta poner el diálogo por encima de todo y trazar puentes pese a las dificultades. Evidentemente, tratándose de unas memorias, como lectores no podemos obviar la subjetividad que siempre va a haber en ellas. No …
La crónica autobiográfica política no es un género para todo el mundo. A mí, sin embargo, me resulta muy interesante asomarme de vez en cuando a cómo vivió determinado momento histórico uno de sus protagonistas. En este caso, Janez Drnovsek, que fue presidente de la República de Eslovenia recién independizada, nos cuenta el período desde 1989, en que le nombran por sorpresa Presidente de la presidencia de Yugoslavia, hasta 1992, con Eslovenia ya independizada y en pleno horror genocida en Croacia y Bosnia. El papel de Janez fue determinante para la llegada de la democracia en Eslovenia y su posterior independencia. A lo largo de las páginas se muestra a sí mismo como alguien que intenta poner el diálogo por encima de todo y trazar puentes pese a las dificultades. Evidentemente, tratándose de unas memorias, como lectores no podemos obviar la subjetividad que siempre va a haber en ellas. No obstante, se muestra bastante honesto preguntándose a menudo si, actuando de otra manera en determinados momentos clave, se hubiera podido frenar el horror posterior. Asimismo, continuamente expresa su temor ante lo que una ruptura de la Federación Yugoslava podría desencadenar en los estados más plurinacionales como Bosnia o en aquellos con una masa importante de minorías étnicas como Croacia y Kosovo. Es un libro cuya primera mitad, coincidente con su etapa como Presidente de Yugoslavia, resulta apasionante debido a la cantidad de figuras importantes que desfilan por sus páginas: Milosevic, Isetbegovic, Tudzman, Koffi Anan, Mitterand, Clinton, Felipe González, James Baker, John Major, Ghandi, Gadaffi, Arafat, Koffi Anan, Hosni Mubarak y otros tantos. En definitiva, todo un who is who del panorama internacional de 1989.
Un clásico. A pesar de lo que su título pueda dar a entender, no se trata de un libro exclusivamente para filólogos (que también), sino de un ensayo altamente interesante acerca de cómo los totalitarismos se apropian del lenguaje cotidiano (¿les suena?) y acaban modelando el pensamiento de la sociedad hasta el punto de que las propias víctimas lo acaban adoptando. El libro está construido a partir de los diarios que Klemperer iba escribiendo clandestinamente durante el nazismo y constituye una crónica de primera mano del surgimiento del nazismo y su evolución hasta la caída definitiva. Pone los pelos de punta el nivel de fe ciega de muchos alemanes hasta el mismo momento final.
Libro excepcional sobre los años más escalofriantes de la historia europea que se traduce ahora por primera vez al castellano. …
"Nunca podré olvidar esta experiencia. He tenido que aprender a vivir con ella. Intento olvidarla, pero no se me va". …
Pues mira que lo siento porque su "Historia menor de Grecia" me parece un libro fabuloso que he recomendado mucho, pero este me ha cabreado muchísimo. El amor del autor por Grecia es tal que le lleva a caer en falacia tras falacia con una falta de rigor tremenda. Muestra un desconocimiento profundo de técnicas historiográficas hasta el punto de considerar las fuentes mitológicas como fuentes históricas. (Aquí hago un inciso: evidentemente, los textos literarios y mitológicos aportan material útil para la historiografía, pero no pueden tomarse como hechos probados y deben servir únicamente de guía para la formulación de hipótesis o como dato adicional dentro de un proceso sistemático de investigación historiográfica). ¿Y todo para qué? Para escribir una obra sospechosamente nacionalista y helenocéntrica. Todo es griego. ¿Los egipcios? Griegos. ¿Los yacimientos de metales de ciertas zonas de Canadá? Griegos. ¿El inglés? Griego. ¿El indoeuropeo? Una invención sin fundamento …
Pues mira que lo siento porque su "Historia menor de Grecia" me parece un libro fabuloso que he recomendado mucho, pero este me ha cabreado muchísimo. El amor del autor por Grecia es tal que le lleva a caer en falacia tras falacia con una falta de rigor tremenda. Muestra un desconocimiento profundo de técnicas historiográficas hasta el punto de considerar las fuentes mitológicas como fuentes históricas. (Aquí hago un inciso: evidentemente, los textos literarios y mitológicos aportan material útil para la historiografía, pero no pueden tomarse como hechos probados y deben servir únicamente de guía para la formulación de hipótesis o como dato adicional dentro de un proceso sistemático de investigación historiográfica). ¿Y todo para qué? Para escribir una obra sospechosamente nacionalista y helenocéntrica. Todo es griego. ¿Los egipcios? Griegos. ¿Los yacimientos de metales de ciertas zonas de Canadá? Griegos. ¿El inglés? Griego. ¿El indoeuropeo? Una invención sin fundamento de gente a la que no le gustan los griegos. En fin, para qué seguir. Pero es que, a la falta de rigurosidad, se une un estilo literario por momentos mediocre, lleno de argumentos circulares, que vuelve una y otra vez a los mismos conceptos. ¿Cuántas veces nos va a repetir lo de las raíces griegas para designar el mar? Cuando se mete con el tema etimológico (esto es durante gran parte del libro), no solo resulta aburrido, sino que vuelve a demostrar su falta de conocimientos, esta vez en el campo de la lingüística histórica. ¿Qué ocurre con los sustratos vernáculos? ¿Y con las lenguas en contacto? ¿Y con los préstamos derivados de los flujos migratorios o la aparición de nuevas realidades? Nada. Eso no existe. Solo la lengua griega, que todo lo empapa. En fin, qué pena. Lean mejor "Historia menor de Grecia", que ese sí es un libro estupendo y bien documentado.
Estas palabras, escritas por un hombre que espera a su hijo en un rincón perdido del Egeo, son el testimonio …
Comienza con una declaración de intenciones: yo no voto, no es ni bueno ni malo; tengo amigos que votan y otros que no, lo cual no es ni bueno ni malo. Bien, me digo: vamos a discrepar, pero nos vamos a entender. Porque cuando empecé la lectura sabía que era un libro de reflexiones anarquistas en contra del voto con el que necesariamente no iba a estar de acuerdo. Ese principio, no obstante, me abría la puerta a encontrar puntos de acuerdo y esperar tolerancia por parte del autor hacia los que sostienen otra postura. Sin embargo, conforme avanza el libro, la fachada de tolerancia va cayendo. Se queja -con bastante razón- de que gran parte de los "votantes" miren por encima del hombro a los que optan por no votar. Sin embargo, acaba sin querer aplicando esa misma actitud desde su lado hacia los que votan, a los que …
Comienza con una declaración de intenciones: yo no voto, no es ni bueno ni malo; tengo amigos que votan y otros que no, lo cual no es ni bueno ni malo. Bien, me digo: vamos a discrepar, pero nos vamos a entender. Porque cuando empecé la lectura sabía que era un libro de reflexiones anarquistas en contra del voto con el que necesariamente no iba a estar de acuerdo. Ese principio, no obstante, me abría la puerta a encontrar puntos de acuerdo y esperar tolerancia por parte del autor hacia los que sostienen otra postura. Sin embargo, conforme avanza el libro, la fachada de tolerancia va cayendo. Se queja -con bastante razón- de que gran parte de los "votantes" miren por encima del hombro a los que optan por no votar. Sin embargo, acaba sin querer aplicando esa misma actitud desde su lado hacia los que votan, a los que tacha de cómplices del sistema. También argumenta que votar no es un acto político (discrepo profundamente), sino que la política está en lo que ocurre entre las elecciones (en esto sí estoy de acuerdo: la política es todo, tanto votar como lo que ocurre entre elecciones). Plantea además un falso dilema: como la gente vota se convierte en sujeto pasivo y deja de ser agente político. Pues lo siento, pero no: participar activamente en la sociedad civil, manifestarse, organizarse, tratar de influir en decisiones no está reñido con votar. Son complementarios. Sinceramente, con la que está cayendo, creo que está quedando más que claro los efectos de no votar solo por el hecho de que no te satisface plenamente ningún candidato y te parece que el sistema es defectuoso. El libro es entretenido y tiene puntos de humor. Antes de la Trumpisonadora es posible que le hubiera dado una estrella más, pero ahora mismo no tengo el ánimo para nihilismos. El voto es la primera y frágil línea de defensa y no me apetece frivolizar con él.
Tal vez a ti también te hayan dicho que como ciudadano o ciudadana tienes un gran poder. No puedes levantar …
"Nunca podré olvidar esta experiencia. He tenido que aprender a vivir con ella. Intento olvidarla, pero no se me va". …