ArianeDeTroil empezó a leer Merel de Clara Lodewick

Cuenta de @lopezsanchez@mas.to Ensayo, cómic y, por supuesto, buena literatura (y también mala, qué demonios).
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¡70% terminado! ArianeDeTroil ha leído 56 de 80 libros.
Un librito breve con reflexiones acerca de la capacidad evocadora de la voz humana, en especial la de nuestros seres queridos, y la manera en que la grabación de esta supone una especie de congelación del momento en el tiempo. Es una obra muy lírica, de autorreflexión, para leer tranquilamente.
Antes de la invención de la fotografía y de las grabaciones sonoras, a los vivos no les quedaban de quien …
Pues un tebeo muy, muy chulo y entretenidísimo, perfectamente ambientado en la época de esplendor del Califato de Córdoba y plenamente imbuído del amor por los libros y la cultura. Una lectura de la que disfrutarán tanto adultos como niños (para leer con ellos, porque es un tomo bastante largo). Además, la edición lleva un anexo al final con notas históricas sobre el Califato de lo más interesante.
UN CÓMIC INOLVIDABLE SOBRE LA RELEVANCIA DE LA CULTURA EN TIEMPOS DE BARBARIE Fines del siglo X. La muerte de …
UN CÓMIC INOLVIDABLE SOBRE LA RELEVANCIA DE LA CULTURA EN TIEMPOS DE BARBARIE Fines del siglo X. La muerte de …
Amplísima colección de relatos de Doris Lessing. Los he ido leyendo con calma, deleitándome, a lo largo de varios años. Algunos son simplemente maravillosos. En cualquier caso, incluso en aquellos que son un poquitín menos redondos, la autora es capaz de desgranar con gran precisión las relaciones humanas, principalmente de pareja y familiares pero no solo, en un lugar y una época muy concretos: la Europa -en especial, Inglaterra- del tercer tercio del siglo XX. Una lectura imperdible para los amantes del relato.
Matrimonios en apariencia bien avenidos pero rotos en su intimidad, parejas que buscan leyes insólitas de convivencia para superar el …
No era nada seguro que la gente prefiriera lo refinado a lo bárbaro. La política de partido respecto a miembros de otras confesiones -nosotros somos buenos, ellos son malos- era de una claridad contagiosa. Y otro tanto la idea de que toda disensión era antipatriótica. Si al pueblo se le daba a elegir entre pensar por sí mismo o seguir ciegamente a sus líderes, serían muchos los que optarían por la ceguera antes que por la visión clara, tanto más cuanto que el imperio estaba prosperando y había comida en la mesa y dinero en los bolsillos. No todo el mundo tenía ganas de pensar, si podía comer y gastar dinero. No todo el mundo quería amar a su projimo. Algunos preferían el odio. La cosa no iba a ser fácil.
— Ciudad Victoria / Victory City por Salman Rushdie (Página 180)
En eso llegó el nacionalsocialismo a Sajonia. Observé en T. los primeros síntomas de un cambio de postura. Le pregunté cómo podía simpatizar con esa gente. —No quieren nada distinto que los socialistas —respondió—, también son un partido obrero. —Pero ¿no ves que quieren la guerra? —A lo sumo una guerra de liberación en beneficio de toda la comunidad del pueblo y, por tanto, también de los trabajadores y de la gente humilde... Empecé a dudar de la amplitud y fortaleza de su mente. Intenté hacerlo entrar en razón desde otro lado: —Has vivido durante años en mi casa, ya sabes cómo pienso y a menudo decías haber aprendido mucho de nosotros y coincidir con nosotros en tus valoraciones morales..., ¿cómo puedes entonces apoyar a un partido que me niega la condición de alemán y la humanidad por causa de mi origen? —Te lo tomas demasiado en serio, babba. (El uso del dialecto sajón sin duda pretendía introducir un matiz ligero en la frase y, en general, en la discusión.) El follón con los judíos solo sirve de propaganda. Ya verás, cuando Hitler acceda al poder, tendrá otras cosas que hacer que insultar a los judíos... Pero el follón surtió su efecto..., incluso sobre nuestro hijo adoptivo. Al cabo de un tiempo le pregunté por un joven al que conocía. Se encogió de hombros: —Está en la AEG, ya sabes lo que significa... ¿No?.... «Todos auténticos germanos» [Alles Echte Germanen]. —Se rió y se extrañó de que no me riera con él. Luego, después de un tiempo sin vernos, nos llamó por teléfono para invitarnos a comer. Era poco después de la toma de posesión de Hitler. -¿Cómo van las cosas en vuestra empresa? —le pregunté. —Muy bien —respondió—. Ayer pasamos un día grandioso. Había unos cuantos comunistas insolentes en Okrilla y organizamos una expedición de castigo.
— LTI: La lengua del Tercer Reich por Victor Klemperer, Adan Kovacsics (traductor) (Página 68 - 69)
La demonización de un colectivo débil es el veneno por el que se dispersa el odio y la intolerancia.
La historia es la consecuencia no solo de los actos de las personas, sino también de su desmemoria
— Ciudad Victoria / Victory City por Salman Rushdie (Página 172 - 171)
Haleya Kote oyó contar más de una vez la historia del heroico disidente que se atrevió a distribuir panfletos, allí plantado él solo, en medio del principal bazar de la ciudad. Cuando el escuadrón del SDA llegó para arrestarlo se encontraron con que los papeles que estaba repartiendo estaban en blanco. No tenían ningún texto escrito, ni tampoco había dibujos ni símbolos codificados, nada de nada. Y, de algún modo, la blancura de aquellos papeles puso aún más furiosos a los del SDA de lo que lo habría hecho cualquier eslogan o caricatura. -¿Qué demonios es esto? -exigieron saber. ¿Por qué no llevan ningún mensaje escrito? -No hace falta -respondió el disidente. Todo está muy claro.
— Ciudad Victoria / Victory City por Salman Rushdie (Página 170 - 171)
Fue así como Pampa aprendió la lección que todo creador, inclusive el propio Dios, debe aprender: una vez que has creado a tus personajes, tienes que apechugar con las decisiones que tomen. Ya no tienes la libertad de rehacerlos a tu antojo. Son lo que son y hacen lo que hacen. Esto era el “libre albedrío”. Ella no podía cambiar a sus criaturas si estas no querían que las cambiasen.
— Ciudad Victoria / Victory City por Salman Rushdie (Página 114)
En Yugoslavia, en los meses precedentes a mi elección, se llevaban a cabo los mítines o bien la llamada «revolución del yogurt»; en Serbia, solían decir que «ocurría el pueblo». Detrás de estos mítines se hallaba la política gran serbia de Milósevic, que ya había logrado hacer caer los Gobiernos de Novi Sad [Voivodina], Titograd [actual Pogdorica, capital de Montenegro] y Pristina [Kosovo]. Los Gobiernos caídos habían sido más federales y moderados que los nuevos, verdaderas marionetas de la política hegemónica serbia. El nacionalismo gran serbio era muy poderoso.
— El laberinto de los Balcanes por Janez Drnovšek (Crónica actual) (Página 127)
Antes de la invención de la fotografía y de las grabaciones sonoras, a los vivos no les quedaban de quien …