Haleya Kote oyó contar más de una vez la historia del heroico disidente que se atrevió a distribuir panfletos, allí plantado él solo, en medio del principal bazar de la ciudad. Cuando el escuadrón del SDA llegó para arrestarlo se encontraron con que los papeles que estaba repartiendo estaban en blanco. No tenían ningún texto escrito, ni tampoco había dibujos ni símbolos codificados, nada de nada. Y, de algún modo, la blancura de aquellos papeles puso aún más furiosos a los del SDA de lo que lo habría hecho cualquier eslogan o caricatura. -¿Qué demonios es esto? -exigieron saber. ¿Por qué no llevan ningún mensaje escrito? -No hace falta -respondió el disidente. Todo está muy claro.
— Ciudad Victoria / Victory City por Salman Rushdie (Página 170 - 171)