Fue así como Pampa aprendió la lección que todo creador, inclusive el propio Dios, debe aprender: una vez que has creado a tus personajes, tienes que apechugar con las decisiones que tomen. Ya no tienes la libertad de rehacerlos a tu antojo. Son lo que son y hacen lo que hacen. Esto era el “libre albedrío”. Ella no podía cambiar a sus criaturas si estas no querían que las cambiasen.
— Ciudad Victoria / Victory City por Salman Rushdie (Página 114)