Las descripciones del delirio febril provocado por la picadura de la víbora son pura pesadilla, el tempo de este periodo de convalecencia, cómo lo expande, es sublime. Y el final del capítulo, ese nido de serpientes en la cuna del niño-monstruo, es que es un puñetero poema de horror, visual y sensitivo al máximo, pura expresión de inminencia, amenaza y terror.
La víbora. Una tramo altamente simbólico y angustioso. ¡Qué florituras descriptivas! Florituras que no son adornos y que nos acercan a la jondura del sentir y el recordar del personaje principal. Llegué a sentir angustia y miedo, a temer a ese veneno recorriendo la sangre y la memoria. Aquí se ve bien a las claras el componente poético en cuanto a lenguaje abierto que usa llamazares. Esa ponzoña no lo es sólo en lo físico, es el veneno de la serpiente y es el veneno en todas sus acepciones y posibles ámbitos de acción y efecto. Me ha encantado, por hipnótico, este capítulo, pleno de simbología, de ese no decir para mostrar más que tanto me gusta y me seduce en esta obra.
Este es el capítulo dedicado a los fantasmas. En realidad esta fantasmagoría está muy presente durante toda la narración. Asistimos aquí con estupor a la presentación y presencia latente de los hijos que se fueron, desaparecieron en esa bestia hambrienta que es la guerra o murieron cuando apenas llegaron a retoñar. Este corte es premonitorio, nos habla de hasta que punto Ainielle y su futuro estaban condenados, rebosantes ya de muerte antes del silencio final que cae, amarillo y fúngico, helado y afilado, sobre el pueblo.
He incluido ´Patos' dentro de la lista #lecturascasaarbol de #LecturaSocial porque es una historia sobre territorios que afectan a la gente y gente que violenta territorios.
Antes de Kate Beaton, la autora de Hark! A Vagrant, había la Kate Beaton de …
Apariencia sencilla, vida que se despliega
4 estrellas
Sorprendido para bien por esta novela gráfica que se va desplegando poco a poco. Que comienza con ciertos aires de inocencia demasiado 'sospechosa' y naíf, pero que enseguida vemos que se dirige hacia otra cosa, que se abre hacia temas variados y muy humanos.
Apuesta la historia por desplegar sin manierismos temas variados como la ecología, el feminismo, la violencia sexual, la moral condicionada por el espacio físico, el capitalismo haciendo estragos en las gentes y los territorios...
He incluido esta lectura en la lista de #lecturascasaarbol porque va de cómo el paisaje y las condiciones físicas en las que se viven condicionan las acciones y los pensamientos, también el sentir, de las gentes. Porque vemos como la ambición de una corporación que se lava las manos hace que no importe más que el dinero, que olvidemos la vida en sus variadas dimensiones, que existir no es trabajar ni todo …
Sorprendido para bien por esta novela gráfica que se va desplegando poco a poco. Que comienza con ciertos aires de inocencia demasiado 'sospechosa' y naíf, pero que enseguida vemos que se dirige hacia otra cosa, que se abre hacia temas variados y muy humanos.
Apuesta la historia por desplegar sin manierismos temas variados como la ecología, el feminismo, la violencia sexual, la moral condicionada por el espacio físico, el capitalismo haciendo estragos en las gentes y los territorios...
He incluido esta lectura en la lista de #lecturascasaarbol porque va de cómo el paisaje y las condiciones físicas en las que se viven condicionan las acciones y los pensamientos, también el sentir, de las gentes. Porque vemos como la ambición de una corporación que se lava las manos hace que no importe más que el dinero, que olvidemos la vida en sus variadas dimensiones, que existir no es trabajar ni todo se justifica por eso de ganarse la vida.
#lecturascasaarbol Hola queridos arborícolas, ¿seguís tan removidos con la lectura de La lluvia amarilla como yo? Llevo con la cabeza en el Pirineo desde hace muchos días y me he dado cuenta de que la banda sonora de esta novela, para mí ha sido La Ronda de Boltaña sin dudarlo, pero es probable que la gente de fuera de Aragón no la conozcáis. o Os dejo por aquí una canción que me parece que encaja particularmente bien con lo que hemos leído y un abrazo 🤗 https://youtu.be/XIgjSTXAumw?feature=shared
Sigo con las preguntas que planteas sobre los cinco primeros capítulos de la novela.
Hay una distancia que ya existía entre los personajes, como si sus relaciones ya estuvieran rotas o fueran muy distintas a la cercanía pegajosa que hoy entendemos es propia y normal en la cercanía con los otros.
Recio parece el amor que se profesan, distante, los personajes de esos parajes.
Hay también una fatalidad en como sienten y piensan. Y también una naturalidad en como se mezcla sentimiento y pensamiento, no se separa, aparece fusionado.
Por último, el pueblo abandonado que cada pueblo tiene cerca, en mi caso es Turruncún, en La Rioja, este se ve desde la misma carretera nacional que va a Arnedo y da lugar a muchas historias en el pueblo de origen de mi madre, Igea, la parte que me queda de pueblo en este cuerpo de moshuelo descastao.
Sigo con las preguntas que planteas sobre los cinco primeros capítulos de la novela.
Hay una distancia que ya existía entre los personajes, como si sus relaciones ya estuvieran rotas o fueran muy distintas a la cercanía pegajosa que hoy entendemos es propia y normal en la cercanía con los otros.
Recio parece el amor que se profesan, distante, los personajes de esos parajes.
Hay también una fatalidad en como sienten y piensan. Y también una naturalidad en como se mezcla sentimiento y pensamiento, no se separa, aparece fusionado.
Por último, el pueblo abandonado que cada pueblo tiene cerca, en mi caso es Turruncún, en La Rioja, este se ve desde la misma carretera nacional que va a Arnedo y da lugar a muchas historias en el pueblo de origen de mi madre, Igea, la parte que me queda de pueblo en este cuerpo de moshuelo descastao.
Contesto un poco a este post sacacorchos para participantes de #lecturascasaarbol
La voz narradora me ha colocado inmediatamente allí, en Ainielle, pero de una forma particular, sin apuntar solo al protagonista, desde el principio se percibe que lo que se nos expone está colmado de sentido, está abierto, habla de mucho más de lo que parece.
Con el ritmo me pasó algo parecido, en apariencia es lento, pero lo que es es calmado, se detiene para atender, qué joya eso hoy en día.
De la segunda cuestión no puedo más que decir un gran SÍ. El lenguaje, casi o sin el casi, poético nos hace ver el paisaje detrás del paisaje, de nuevo esa apertura de la que antes hablaba.
Me he sentido solo con el protagonista pero también se me ha ido el sentimiento hacia mi propia soledad, hacia cómo se hace patente en mi día …
Contesto un poco a este post sacacorchos para participantes de #lecturascasaarbol
La voz narradora me ha colocado inmediatamente allí, en Ainielle, pero de una forma particular, sin apuntar solo al protagonista, desde el principio se percibe que lo que se nos expone está colmado de sentido, está abierto, habla de mucho más de lo que parece.
Con el ritmo me pasó algo parecido, en apariencia es lento, pero lo que es es calmado, se detiene para atender, qué joya eso hoy en día.
De la segunda cuestión no puedo más que decir un gran SÍ. El lenguaje, casi o sin el casi, poético nos hace ver el paisaje detrás del paisaje, de nuevo esa apertura de la que antes hablaba.
Me he sentido solo con el protagonista pero también se me ha ido el sentimiento hacia mi propia soledad, hacia cómo se hace patente en mi día a día. Atender lo que nos atemoriza y que forma parte de la vida es un efecto secundario de esta lectura.
Vemos también la reaparición de la soga de Sabina, también su resignificación, ha pasado el invierno, el dolor continúa, pero se vive ya de otra forma. No hay idealismos en esta narración, solo vemos un declive lento, inevitable. Hay olores, se intuyen las flores pero los edificios van a seguir cayendo, descalabrados, destripados. Hay un intento infructuoso del protagonista de volver/bajar a la civilización, un fracaso más, una prueba más de que es inevitable la podredumbre, una que será larga y dolorosa. Y cómo acaba este capítulo, señal definitiva de que el mundo sigue y se ha olvidado de Ainielle y su último habitante, de que no le importa lo que allí suceda. Esa foto del hijo que no sabe a quién y todo lo que se llevó el pasado invierno. Brutal porque es irrebatible.
El otro sentir, uno desligado de lo civilizado, eso anticipar la primavera, que la perra la anuncia a ladrido limpio, el comienzo del deshielo cuando aún nadie podría verlo, intuido por la sensibilidad de la criatura, de la alimaña, del hombre asilvestrado, ese “oler la muerte del invierno”. Ese saber fuera del saber útil, aquí se ve a las mil maravillas. Me dejó pensando en lo que perdemos como sociedad al anular otros mundos que ya no producen, cómo dejamos escapar capacidades por preferir el acontecer inundado e hiperestimulante, por permitir su dictadura y prestigio. Dejamos de atender lo que también somos, eso subyace en este historia. El renacer primaveral, algo que podría ser tópico, aquí se convierte en algo multifacético, es mucho más que la vuelta del vigor, también trae el pueblo real, el derruido cuando se retira la nieve. La naturaleza revive, el pueblo se acaba, …
Capítulo 5
El otro sentir, uno desligado de lo civilizado, eso anticipar la primavera, que la perra la anuncia a ladrido limpio, el comienzo del deshielo cuando aún nadie podría verlo, intuido por la sensibilidad de la criatura, de la alimaña, del hombre asilvestrado, ese “oler la muerte del invierno”. Ese saber fuera del saber útil, aquí se ve a las mil maravillas. Me dejó pensando en lo que perdemos como sociedad al anular otros mundos que ya no producen, cómo dejamos escapar capacidades por preferir el acontecer inundado e hiperestimulante, por permitir su dictadura y prestigio. Dejamos de atender lo que también somos, eso subyace en este historia. El renacer primaveral, algo que podría ser tópico, aquí se convierte en algo multifacético, es mucho más que la vuelta del vigor, también trae el pueblo real, el derruido cuando se retira la nieve. La naturaleza revive, el pueblo se acaba, se pierde.
Aquí sale a escena, also estarrin, la alucinación que sustituye, emula e invade la vida. El protagonista duda de la fiabilidad de su memoria, vemos como azota la soledad y como distorsiona lo que se recuerda y lo que se siente. Hay un momento emocionantísimo en el que dice el prota que solo le queda el cuerpo: “Siento, eso sí, la presencia obsesiva de mi cuerpo” para después recalcar que fuera de ese cuerpo todo el mundo, la realidad, se ha difuminado. Parece esto un síntoma claro de acabamiento, una conciencia de rendición ante el derrumbe. Y tras esas conciencia la despersonalización, la propia vida habitada y vivida por otro fantasmal. En este punto se ve clara la minuciosidad de Llamazares a la hora de tratar, desmenuzándolos, los procesos psicológicos de los humanos.
Aquí se continua con la soga, con su sombre espectral y lo que contiene y provoca. Sabina aún sigue presente, exorcizar el dolor de su pérdida se hace perentorio, algo que no se puede aplazar, vemos al prota desesperado, como no puede ser de otra forma. Admirable como estira el chicle sin que resulte tedioso ni repetitivo la centralidad de ese elemento, de esa cuerda maldita. ¡Vaya con el fin de año de este pobre señor! Uno pleno de exorcismo y sortilegios. Eso para que nos quejemos de nuestras cenas de nochevieja con más cuñados que canapeses. De nuevo, lo arquetípico, lo que nos hace más que humanos pero nos baja también a la humanidad desnuda, se hace presente en el cómo se despide el protagonista de su mujer.