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Este es un libro demoledor y el texto que cierra, el de Sara Uribe, adecuadamente colocado al final, confirma el carácter del libro. Qué importante es leerlo y releerlo. Este libro está muy afilado en la lanza de los feminismos de hoy.

El primer texto denuncia al armazón obsoleto del ejercicio de la escritura literaria en los talleres literarios en México. Buenísima. Esto pasa igualmente en la academia. Qué mierda.

Sí sí

Este libro impacta por la enucnciación en el diálogo con el ausente que se deja sentir. El tiempo es algo que es como la muerte, algo siempre presente.

Una forma de hallarse en la ausencia del otro que ha muerto.

El autor comienza acercándose a lo que denomina «anarquismo post fundacional.

La reflexión del anarquismo sugerido al lado del pensamiento continental postestructuralista es interesante, sobre todo, cuando Zerzan parece apartarse de él (en su propia perspectiva sobre el anarquismo) desde la década de 1980. A ver qué tal.

Me gustan las conclusiones a las que Brenda Ríos llega en su reflexión sobre la literatura de mujeres que lee. Sobre todo, aquellas que van de lo amoroso, lo sexual y lo poético. Son aperturas.

Pues sí. Antecedente directo del Modernismo latinoamericano... ¿Realmente se participaba del mismo hartazgo (ennui) que los simbolistas antiburgueses europeos? Este breve poemario tiene el mérito de poner en cara el volcarse hacia lo que no se puede recuperar nunca: el goce.

@SrMoshuelo Justo es eso: no se sabe quién (se) es... El sentido de subjetividad está disociado. Es una lógica de la dicotomía alma/cuerpo disociada que inegra una tercia entre belleza, arte y vida en la que alma y cuerpo son una sola cosa paradógica que solo puede terminar en destrucción (la de lxs otrxs y la de sí mismo). Novelaza. El espíritu moderno de finales del s. XIX.