Manuel Monroy Correa terminó de leer Hombre Rebelde / the Rebel de Albert Camus
Una filosofía de la rebeldía y una reflexión sobre el fracaso del pensamiento rebelde en el pensamiento europeo (principalmente, francés), del s. XVIII al XX, pasando por Sade, Stirner, Bakunin, Marx, Lenin. Particularmente, en su inicio, del lado de las estéticas rebeldes que implican pensamiento: del sadismo, el romanticismo, el simbolismo, al realismo, surrealismo. Tanto estas como el pensamiento y la acción revolucionaria, se hallan cruzadas por el gran problema en la Modernidad: sin dios queda el ser humano frente a sí, como únicx autorx de su posible destino, moral, política y estéticamente. Es problema por la cuestión del absurdo cuando ya no hay télos (finalidad trascendente). El camino es el de la secularización como sustitución de la divinidad, pero sin cambios fundamentales en el ejercicio del poder y de la supresión de la rebeldía misma: totalitarismos, fascismos. Si hay algo que emerge de la desilusión ante el absurdo de la vida y la responsabilidad de trazar camino es, en la estética y en la política, el nihilismo en sus distintas modalidades. Aun la dialéctica hegeliana, usada por acólitos de la misma, termina en la supresión de la libertad.
Contra un pensamiento y acciones así, la recuperación del sentido emancipatorio de la rebeldía le parecía a Camus urgente. ¿Lo es para nosotros también? La perspectiva de Camus implica una rebeldía que se detiene ante la libertad absoluta y, frente al absurdo, plantea no aplazar la justicia como posibilidad por venir, sino realizada en el presente. Una rebeldía que se propone como preservadora de la vida en lugar de su destructora en pos de la realización de ideales mediante el crimen. No niega la realidad pero se afirma para la vida sin encaminarse a la destrucción.
Sin duda, la pertinencia de este texto permanece, aunque las condiciones de posibilidad para una emancipación de las atrocidades del tardocapitalismo se han complejizado. El nihilismo no ha dejado de hallarse en la permanencia del desencanto por la Modernidad. En la indolencia del presente, la rebeldía sigue sin encaminarse a la destrucción. ¿Qué posibilidades de incidencia y organización permite hoy? Aunque esto no se responda, evidentemente, en el libro, debido a su época, la raíz del sentido de rebeldía y su mesura, son siempre iniciales para producciones modificadas de emancipación según lo arduo; siempre en oposición a la opresión, en la validez del reclamo de justicia no exclusivista.
No extraña que le haya valido al autor el desagrado de su círculo intelectual, pues señala la deconstrucción de las validaciones ideales del espíritu revolucionario de siempre. Ni anarquistas, ni comunistas, ni marxistas; ni hegelianos; ni esteticistas, apoyados en el curso de un nihilismo incipiente caracterizado en los discursos de emancipación, control y desencanto. Camus es insobornable.