Manuel Monroy Correa terminó de leer The life and times of Jesus the Messiah de Alfred Edersheim
El autor fue un presbiteriano de origen judío y, como puede notarse en estos volúmenes (de los que Editorial Vida publicó, originalmente, dos), dedicó su vida a estudiar académicamente el Talmud y las tradiciones hebreas para entender mejor el Nuevo Testamento, algo bastante peculiar para su tiempo, aunque no sin precedentes (en el s. XVIII, John Lightfoot, un puritano -cosa ejemplar, para este caso-, hizo el primer corelato estudiado entre Talmud y algunos Evangelios).
Edersheim es, para su tiempo, un erudito excepcional, lamentablemente, escasamente recurrido hasta el día de hoy por el cristianismo protestante. La actualidad de sus comentarios ha sido cuestionada en algunos aspectos. En otros, criticada sin duda; especialmente, sus opiniones filtradas, propias de su tiempo, que no aprecian el judaismo del Segundo Templo como una expresión más del judaismo sino como un error.
Aún así, vale la pena revisar la manera en que son apreciadas las intertextualidades …
El autor fue un presbiteriano de origen judío y, como puede notarse en estos volúmenes (de los que Editorial Vida publicó, originalmente, dos), dedicó su vida a estudiar académicamente el Talmud y las tradiciones hebreas para entender mejor el Nuevo Testamento, algo bastante peculiar para su tiempo, aunque no sin precedentes (en el s. XVIII, John Lightfoot, un puritano -cosa ejemplar, para este caso-, hizo el primer corelato estudiado entre Talmud y algunos Evangelios).
Edersheim es, para su tiempo, un erudito excepcional, lamentablemente, escasamente recurrido hasta el día de hoy por el cristianismo protestante. La actualidad de sus comentarios ha sido cuestionada en algunos aspectos. En otros, criticada sin duda; especialmente, sus opiniones filtradas, propias de su tiempo, que no aprecian el judaismo del Segundo Templo como una expresión más del judaismo sino como un error.
Aún así, vale la pena revisar la manera en que son apreciadas las intertextualidades con los Evangelios (pues del resto de libros y cartas del NT no se ocupa sino muy escasamente). Es un clásico que tendría que formar parte de los estudios en ciencias bíblicas, al menos, como referente.