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La felicidad, de existir, es una tira de Bill Watterson. Da igual lo malo que haya sido un día, zambullirme en sus tiras me lleva siempre a un lugar feliz y familiar en el que me siento arropado. Imposible no sentirme identificado con un Calvin desorganizado, cínico y que encuentra la diversión en los placeres sencillos. Pero imposible también no verme reflejado en un Hobbes que lucha por abrirse paso entre el caos para recordarnos que la vida adulta es la que es pero que si mantenemos el sentido de la maravilla tal vez nos sea ligeramente más tolerable.

@luisgarciareal Pues parecido parecido no se me ocurre ninguno. En castellano conozco Long Haul 1983 (www.thehillspress.es/producto/long-haul-1983-fisico-pdf/) y Mapeando las catacumbas (www.elrefugioeditorial.com/mapeando-las-catacumbas) aunque hay unos cuantos más, sobre todo de la editorial del segundo. Pero diría que juegan en una liga un poquito por debajo de este.

@luisgarciareal No, está sólo en inglés

No sé si será por mi astigmatismo, por la miomía o por vaya usted a saber qué razón pero el caso es que sólo he sido capaz de ver en 3d algunas pocas viñetas, generalmente las más grandes. Las pequeñas eran un galimatías incomprensible. Y para un cómic en el que la historia es una simple excusa para soportar el 3d esto es un problema muy grande. Tal vez esté siendo injusto porque sea un problema mío, pero para mí esta lectura ha sido una experiencia insufrible.

Hasta ahora no me había encontrado un juego de rol en solitario que funcionase con un equilibrio tan perfecto. Todo lo que había visto ahora era o bien un elige tu propia aventura vitaminado donde hacías poco más que tirar dados e ir a leer donde te mandaban, bien algo súper abstracto que delegaba en el jugador toda la responsabilidad. #TYOV encuentra un equilibrio que funciona como un reloj. Te plantea situaciones evocadoras pero abiertas para ayudar a tu imaginación sin caer en el railroading. Te obliga a tomar decisiones, a gestionar el olvido y la memoria. Y te hace pensar. Mucho. En la primera partida que jugué el tiempo voló sin darme cuenta y llené hojas y hojas con las desventuras de mi pobre vampiro. Una maravilla.

Más de sesenta años después esta etapa primigenia de Spiderman sigue siendo una lectura tremendamente disfrutable. Evidentemente hay cosas que no han envejecido del todo bien pero el conjunto sigue siendo maravilloso. El dibujo de Ditko es estratosférico, lástima que el color no le termine de hacer justicia Al final del volumen hay varios ejemplos fe originales del Ditko antes de aplicarse el color y son espectaculares. Una cosa que me está gustando mucho de estas ediciones es que hayan incluido también el correo de los lectores original. Es una auténtica cápsula del tiempo que no os deberíais saltar.