Los ejemplos literarios de Eagleton son el panorama de la consideración del mal como una forma de la individualidad. Es una reflexión que se sitúa en el sujeto, a pesar de terminar hablando sobre el terrorismo y las implicaciones políticas necesarias. Sin duda, no podría ser de otra manera. Su visión materialista le da carácter de un ensayo contemporáneo, razonable; es decir, propio de un tiempo como el nuestro, pero que deja la maldad más terrible a las instituciones, como si de un programa computacional limitado se tratara.
Me llama la atención un par de reflexiones que, desde mi lectura (Eagleton no las hace explícitas ni las sugiere) aluden a Mainländer y a Cioran, como representantes de la caricatura del mal como formas efectivas del nihilismo o coqueteos con él. Cosa para algo mayor por discutir y que en este ensayo (El mal) quedan pendientes.