Reseñas y comentarios

Nuestra primera incursión en el mundo de David Walliams. La peque y yo hemos disfrutando leyendo juntas cada noche esta aventura de irreverente humor infantil (de ese de caca, culo, pedo, pis que tanto se disfruta cuando se comparte con un pequeño lector). Su espíritu humorístico y aventurero, no le impide tratar temas muy serios de una manera cercana y asequible, alejada de esa ¿literatura? tan cercana a la autoayuda que ha empezado a aparecer en las librerías con la benevolente (pero fallida) intención de que los niños puedan entender qué son los sentimientos. Esta novela habla de sentimientos -y mucho- pero, como la buena literatura, esta conversación surge al hilo del argumento y las vivencias de los personajes. Me ha gustado mucho que la leyéramos juntas porque es de esas obritas que abren la puerta a conversar sobre temas no siempre fáciles y ayudan a acercar generaciones. Respecto a mi peque, opina lo siguiente (OJO, SPOILERS A PARTIR DE AQUÍ): Es una historia muy interesante, pero yo creo que Ben debería descubrir el secreto de la abuela un poco antes. El principio, la verdad, se me hizo un poco largo. Y respecto al final me gusta, pero es súper triste y casi me pongo a llorar por la abuela gánster. En conclusión, David Walliams debería haber acortado el principio y que fuera al grano. Y en cuanto a el final no me gusta mucho que se muera la abuela de Ben. La verdad es que me ha gustado mucho, pero prefiero otros libros de David Walliams.

Adaptación al cómic de la primera parte de la trilogía de Despentes sobre Vernon Subutex. En el aspecto gráfico, es un cómic estupendo, con un aprovechamiento pleno de los recursos del género y un ritmo perfectamente ajustado al texto. Por lo que respecta a la historia, es mi primera aproximación a Despentes y reconozco que me ha sorprendido y, a la vez, subyugado. No sé de dónde me venía el prejuicio, la verdad, pero mis expectatitvas respecto a Despentes eran bastante bajas. De hecho, no hubiera cogido este cómic de no ser por que la biblioteca lleva meses metiéndomelo por los ojos, ubicándolo en todo tipo de lugares a la vista y en todas las estanterías de recomendados (gracias, de nuevo, queridísima biblioteca). El caso es que ha roto todas mis expectativas y me he visto inmersa en un mundo de personajes desorientados en medio de las cenizas de la posmodernidad donde cada uno busca encontrarse a sí mismo y se pregunta qué fue de su yo que antaño se consideraba el centro del mundo. Aún no están publicados los otros dos volúmenes pero me haré con ellos en cuanto salgan para continuar la historia de nuestro Vernon. Y, sin duda, ha servido para abrirme boca respecto al universo de Despentes y, a buen seguro, este año me haré con alguna de sus novelas.

Curioso lo de esta novela. Llevo toda la vida escuchando comentarios sobre la cantidad de paja que tiene la novela, la de páginas que le sobran y su falta de ritmo. Quizás por eso, por su extensión y porque, en el fondo, tenía serias dudas de que mejorara su estupenda versión cinematográfica, llevaba décadas apilado permanentemente en mi torre de pendientes. Pues resulta que me ha encantado y me lo he liquidado en un puñadito de días. Ciertamente tiene digresiones -algunas, no tantas como le echan en cara- pero estas completan muy bien el paisaje que nos quiere pintar Eco sobre la época escolástica y el carácter de las distintas tendencias en conflicto en el cristianismo medieval. Como no podía ser de otro modo viniendo de Eco, la novela es un compendio de saber que lleva al máximo aquel "instruir deleitando" horaciano y lleva al lector a esa misma admiración por el saber de la que es presa su inolvidable protagonista Guillermo de Baskerville.