Reseñas y comentarios

Tengo un pequeño problema con Kim y es que todo lo que leo suyo me recuerda demasiado a Martínez el Facha y me cuesta entrar en sus obras. Es curioso porque con otros autores que han pasado por El Jueves y tienen también un estilo muy reconocible como por ejemplo Monteys no me pasa. Cosas mías, supongo. Afortunadamente tras unas cuantas páginas por fin logro librarme de esa asociación inconsciente y finalmente soy libre de disfrutar una obra histórica bastante recomendable aunque tal vez lastrada por una narrativa que se ha quedado ya antigua en el cómic, donde las cajas de texto cargan con todo el peso de esta historia sobre un individuo que tuvo un extraordinario don para arrimarse siempre al sol que más calentaba e irse cambiando de chaqueta según fuese haciendo falta, dejando en el proceso un reguero de cadáveres y lealtades traicionadas. Sus 120 páginas engañan porque la cantidad de texto hace que sea más denso de lo que parece. Aún así, se puede leer de una gozosa sentada.

Segundo volume da compilación cronolóxica dos relatos de Conan que Urco sacou en papel hai xa uns anos e que agora colgaron de balde na súa web. Coma sempre neste autor hay que afrontar a obra sabendo que vas ler unha e outra vez a Howard teimar sobre as razas, a pureza das razas, as razas superiores e inferiores, etc. Ademais, lido con ollos desde século un non pode evitar atopar nestes relatos mostras dun proto-incelismo no que as mulleres nada máis coñecer a Conan saben identificalo como un alfa e caen namoradas del no mesmo intre no que o ven. Pero unha vez deixas de lado eses problemas Conan é puro pulp, pura diversión e aventura. Neste volume temos dous dos que posíbelmente sexan os relatos más coñecidos da personaxe: A raíña da Costa Negra e Nacerá unha bruxa. Ademais prestoume moito A sombra deslizante onde a influencia do seu amigo Lovecraft é notábel. Moi boa lectura para rematar este ano :)

Dejando de lado los problemas habituales de Blacksad como su dimorfismo de género a la hora de dibujar personajes (masculino animal antropomórfico, femenino pibón disfrazada de gatita para Halloween) esta historia dividida en dos volúmenes ha sido una pequeña decepción no tanto porque no me haya gustado sino porque veo una ligera bajada bajada de nivel. Seguramente esté lastrada por una extensión que por primera vez en la serie divide una historia en dos tomos y a veces da la sensación de estar ligeramente estirada. Tal vez la historia era demasiado larga para un tomo habitual de 56 páginas, pero haber abandonado ese formato fijo en favor de una entrega un poco más extensa le habría hecho bien al conjunto. Pero claro, así sólo pasamos una vez por caja. Me pregunto si esta decisión ha sido artística o editorial... Por lo demás el dibujo alterna momentos grandiosos con otros que no lo son tanto aunque no por ello se puede decir que el arte no esté a la altura. Repasando mis notas de la entrega anterior veo que dije que por ahora no me bajaba del carro de Blacksad. Dos años después es algo que no descarto. La octava entrega me la pensaré más. A quién pretendo engañar. La compraré seguro por completismo porque estoy fatal de lo mío. Pero con poca ilusión.

Recuerdo de pequeño tener libros de ciencia para niños profusamente ilustrados con visiones tremendamente optimistas de un futuro que nunca fue, lleno de hábitats espaciales y colonias en diferentes lugares del sistema solar. Esos libros aunque a mí me llegaron en los 80 seguramente estuviesen concebidos en los 70, una década en la que todavía llegaban misiones a la Luna y en la que vistos los avances exponenciales que se consiguieron en tan pocos años el cielo ya no era el límite. A nuestra generación se le prometió un programa espacial apasionante y al final, además del trauma colectivo al ver explotar el Challenger en el 86, nos tuvimos que conformar con ser testigos de logros como el amartizaje de Curiosity o el fly-by a Plutón que, aunque excepcionales, palidecen cuando los comparas con lo que me habían prometido aquellos viejos libros. En estos últimos tiempos de turbocapitalismo las grandes promesas de exploración espacial ya no vienen de libros de ciencia para niños sino de billonarios divorciados que lidian con su crisis de la mediana edad con el muy freudiano hobby de construir cohetes gigantescos. Y aquí entra este libro. Un jarro de agua fría contra ese tecnooptimismo que nos están vendiendo, analizando todos los problemas que la tozuda realidad pondrá a las promesas de tener colonias en Marte más pronto que tarde. Un libro ameno y ligero pero documentadísimo en el que desgranan no sólo los problemas más obvios (el espacio es un lugar hostil que quiere matarte, una especie de Australia pero sin wombats para hacerlo más llevadero) sino también otros a los que en principio no les prestarías tanta atención como los legales y sociológicos. Una lectura divertidísima que no puedo dejar de recomendar a todos los que tengáis interés en la exploración espacial.

¿Pero qué bendita locura es esta? Es como si el espíritu de aventura del Bone de Jeff Smith hubiese tenido un hijo ilegítimo con Robert Crumb al que dieron en adopción para que lo criase un Jodorowsky que hubiese aprendido a dar con la cantidad justa de psicotrópicos para no resultar cargante. Una saga fantástica que parte de una premisa muy loca y que es total y absolutamente cañí. Con un arte que no deja de sorprender página tras página y que es tremendamente evocador. Entre que Astiberri está empezando a reeditar la saga desde el principio y que me lo recomendó un colega decidí afrontar por fin una tarea comiquera titánica que no negaré que me daba mucho respeto pero que ahora lamento no haber empezado antes. Pero también tengo que reconocer que esto es tan raro y tan personal que no me atrevería a recomendarlo alegremente. Es la típica obra que si entras en ella vas a adorar con toda tu alma. Y de la misma manera pasará lo contrario y habrá quienes la aborrezcan. Pero me parece imposible que pueda dejar indiferente a nadie.

Cogí este tomo con muchas dudas porque el anterior me había parecido un punto de inflexión en el que el tándem Ferri/Conrad había empezado a funcionar y se habían marcado un álbum que, a pesar de estar constreñido por su pertenencia a una franquicia tan potente, había logrado un mínimo de entidad propia al conseguir librarse de algunas de las convenciones de la serie (era un álbum de viajes que empieza in media res) e introducir algún personaje secundario nuevo absolutamente maravilloso. Cambiar al guionista cuando parecía que la cosa arrancaba no me hacía presagiar nada bueno. Y desgraciadamente mis recelos se confirmaron. Este álbum es un paso atrás, volviendo a guiones anodinos que nos recuerdan las épocas más mediocres de la serie. Del dibujo no hay mucha queja porque seguimos con la filosofía de hacer un facsímil del mejor Uderzo y ahí Conrad lo sigue clavando. Pero en conjunto deja un sabor agridulce porque el tomo 40 de la serie merecía algo más.