El libro no te deja indiferente. Va de abusos infantiles. Según la autora, una persona adulta de cada diez ha sufrido abusos infantiles. Y los abusos dejan un fuerte trauma, que es lo que creo que Sinno Neige trata de contar. El tema es muy duro y yo no tenía el cuerpo para este libro, pero está muy bien escrito y vale la pena leerlo.
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Poesía, libros y alpiste. Escampaos y bandolerismo. Si bajo de la rama soy Víctor Briones Antón
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Los libros de Señó Moshuelo
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Jorganes reseñó Triste tigre de Sinno Neige (Panorama de narrativas)

Manuel Monroy Correa terminó de leer Cuerpo Roto de Nadia López García
El poemario, brevísimo, para leerlo, leerse (uno ahí, también: la historia de los hombres en el curso de la complicidad contra las mujeres) y volverse a leer.
Formación de vida como cuerpo , enunciación desde el dolor y lo que sigue: reformulación hacia lo vivo.
Señó Moshuelo quiere leer La gravedad y la gracia de Simone Weil

La gravedad y la gracia por Simone Weil
Obra maestra de la literatura filosófica y espiritual, La gravedad y la gracia explora los confines de la condición humana, …

Chuck! comentó acerca de El castillo ambulante de Diana Wynne Jones (Howl's Castle, #1)

ghose 📚 reseñó Stoner de John Williams
Somos bágoas na chuvia, que dicía o robot aquel.
4 estrellas
Para ser o relato da vida dun anodino profesor de universidade a verdade é que a lectura desta novela enganchoume. Probablemente porque está ben escrita, a miúdo cunha linguaxe clara e precisa, con esa habilidade para describir o mundo «non material», o que sinten as persoas.
Comeza a novela dun xeito simple, con frases curtas e planas, como temerosa de saír da terra como a propia historia do protagonista.
Dun xeito súpeto todo cambia, cunha cita nunha clase que o desvía do camiño previsto e leva a William Stoner a ese metamundo da Universidade.
As relacións personais e familiares fían a novela, cos avatares de calquera persoa aburrida pero que o autor saber expresar e canalizar na liña de pensamento de Stoner (case sempre en terceira persoa). Botei en falta, quizá, estar dentro da cabeza das protagonistas femeninas, preguntarlle a elas pola súa versión, pois tiven a …
Para ser o relato da vida dun anodino profesor de universidade a verdade é que a lectura desta novela enganchoume. Probablemente porque está ben escrita, a miúdo cunha linguaxe clara e precisa, con esa habilidade para describir o mundo «non material», o que sinten as persoas.
Comeza a novela dun xeito simple, con frases curtas e planas, como temerosa de saír da terra como a propia historia do protagonista.
Dun xeito súpeto todo cambia, cunha cita nunha clase que o desvía do camiño previsto e leva a William Stoner a ese metamundo da Universidade.
As relacións personais e familiares fían a novela, cos avatares de calquera persoa aburrida pero que o autor saber expresar e canalizar na liña de pensamento de Stoner (case sempre en terceira persoa). Botei en falta, quizá, estar dentro da cabeza das protagonistas femeninas, preguntarlle a elas pola súa versión, pois tiven a sensación de que era Stoner quen as interpretaba. Rara vez falaron en primeira persoa no relato.
Gustoume especialmente os últimos dous capítulos, non só polo xeito en que resolve a historia se non como describe o que só son sensacións, nin tan siquera pensamentos (sen facer spoiler, isto é o que queda de Stoner).
O autor non ten reparo en expoñer as debilidades e miserias dos personaxes, todos teñen, nin tampouco as xustifica, só as expón como elemento de xuizo para o devir da historia.
Dubidei entre poñerlle tres ou catro estrelas⭐️, porque as intrigas e política da comunidade académica non me resultaron nada interesantes. Pode que ao engadilas o autor puidese profundizar no carácter do protagonista proclive a evitar os conflitos así como na natureza política que nun amplo sentido teñen esas relacións xerárquicas.
É unha novela para ler con calma e tranquilidade de espíritu, para estar en paz coa asunción do paso do tempo, da vida.

Ocaña citó No puedo más de Anne Helen Petersen
Advertencia de contenido Tocho sobre maximizar el ocio y redes sociales
Esta estrategia de «maximizar» el ocio que tenemos —para nosotros mismos, para nuestras familias, con nuestros semejantes— está totalmente ligada a, ¡sorpresa!, la ansiedad de clase. En The Sum of Small Things: A Theory of the Aspirational Class [La suma de las pequeñas cosas: una teoría de la clase aspiracional], Elizabeth Currid-Halkett sostiene que a cierto grupo de estadounidenses les preocupa cada vez más expresar su estatus de clase a través de «significantes culturales que transmitan su adquisición de conocimiento y su sistema de valores». En otras palabras, expresar, instagramear o difundir nuestro compromiso con el tipo de actividades de ocio, productos mediáticos y adquisiciones que subrayan el estatus de «élite». Eres lo que comes, lees, ves y llevas, pero la cosa no termina ahí. También eres el gimnasio al que vas, los filtros que usas en las fotos de las vacaciones y dónde vas de vacaciones.
No basta con escuchar la National Public Radio, leer al último ganador del National Book Award en la categoría de no ficción o correr media maratón. Tienes que asegurarte de que los demás saben que eres el tipo de persona que emplea su tiempo libre de manera productiva, estimulante y optimizada. Y a pesar de que muchos de los productos y las experiencias asociados a la «clase aspiracional» son los habituales de la cultura media (leer superventas literarios de ficción, ver películas que cuentan con el gancho de los Oscar), el sello actual del burgués culto es el gusto por lo elevado y por lo vulgar, por el ballet y por los que mejor bailan en TikTok, por la mejor televisión de prestigio y por los giros de guion de la franquicia televisiva Real Housewives al completo. Ser una persona culta es ser culturalmente omnívoro, por mucho tiempo que nos ocupe.
Cuando la gente se queja de que hay «demasiada televisión», en cierto modo se está quejando no de la abundancia de opciones disponibles para todo tipo de gustos que ofrece el mercado, sino de que la cantidad de consumo necesaria para estar al día en las conversaciones no deja de crecer. Episodios, pódcasts, incluso acontecimientos deportivos, terminan pareciendo listas de tareas. Lo de menos es si a uno realmente le gustan este tipo de cosas, ni siquiera si las consume en su totalidad. Son un indicador, en las redes sociales y presencialmente, de la clase de persona que las consume. Y cuando podemos dedicar un tiempo tan escaso al ocio, hay una exigencia constante de emplearlo de la mejor forma posible, consumiendo los productos y comprometiéndonos con el ocio que con mayor efectividad exhibirán nuestro estatus de omnívoros culturales. Abres (y acto seguido guardas para más tarde) decenas de artículos recomendados por otros. Compras un poco de hilo y un libro para aprender a hacer punto, pero nunca das una sola puntada. Empiezas un libro, luego te preguntas si deberías estar leyendo ese otro, que es más guay. Pruebas esto y lo otro, y entonces miras por el rabillo del ojo —o entras en Instagram— en busca de algo mejor.
— No puedo más por Anne Helen Petersen (Página 231)
Señó Moshuelo respondió al estado de spectrumgirl
@spectrumgirl@comelibros.club Se disfruta bastante. Se me aturulla un poco el final, pero se deja leer muy bien. Y sí, algunas ocurrencias son desternillantes.

Bernie the Wordsmith terminó de leer La casa al final de Needless Street de Catriona Ward

Chuck! comentó acerca de Otra vida de Sarena Ulibarri
Señó Moshuelo terminó de leer Esta luz de Antonio Gamoneda
Después de dos lecturas completas y de perderme con ganas en algunas de sus partes, sobre todo en 'El blues castellano' y en 'Descripción de la mentira', doy por terminado este viajazo por una poesía inabarcable, inspiradora, misteriosa y rotunda. Hay libros que te hacen sentir agradecidos con la vida por permitir que alguien haya llegado a pergeñar semejante maravilla, este enjambre de puentes hacia la luz. Si os gusta la poesía, Gamoneda siempre... si no os gusta pues tamié 🤪
Señó Moshuelo valoró Esta luz: 5 estrellas

Esta luz por Antonio Gamoneda
Esta luz reúne todos los libros de poemas escritos hasta la fecha por Antonio Gamoneda, quien, desde su condición solitaria, …
Señó Moshuelo empezó a leer Perversas de VV. AA.
Señó Moshuelo empezó a leer Neorromanticismo de Juan Andrés García Román

Neorromanticismo por Juan Andrés García Román
La obra de Juan Andrés García Román recuerda a la del poeta piadoso, el poeta que arrepentido de su mundo …