M.Duritz terminó de leer Catbeth de Javi Alfonso

Consumo a la velocidad del trueno novelas de ficción contemporánea o ese tipo de libros que mi novio define como "mujeres tristes contando su vida, incluyendo algunos hombres pero también están tristes". Hago reseña de todo lo que voy leyendo 8)
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Este cómic es un soplo de airecito en la cara. Sin ninguna pretensión más que la de hacer reír, Camille relata anécdotas reales suyas de situaciones ruines, patéticas o en las que iba borracha, y lo consigue. Me lo leí en un rato y me reí en voz alta muchas veces. El estilo de dibujo es de un grotesco que me alucina, lleva al límite a los personajes hasta puntos en los que ya no funcionan o ni si quiera se entienden, pero precisamente por el tono que tiene le viene como anillo al dedo. Recomiendo muchísimo como lectura ligera
Ruin. Loser. Borracha. No son insultos, sino las partes en las que se divide el nuevo cómic de Camille Vannier. …
Hace años ya leí otro cómic de Meg, Mogg y Búho, y no me gustó nada, pero he decidido darles otra oportunidad. La conclusión es que el motivo por el que no me gustó sigue ahí: no hay una sola ventana de luz en las 170 páginas. Los personajes son todos unos desgraciados y se revuelcan en su miseria sin fin, y después de leerlo un rato me quedo con la misma sensación de abatimiento que tanto me echó para atrás la primera vez; pero, por otro lado, también soy capaz de ver que ese es exactamente el objetivo, el condensar esa sensación, y que a veces apetece rebozarse en ella. Además de esto, un detalle que no recordaba es que las situaciones que genera Simon aparte de míseras son muy locas, y tienen un punto divertidísimo si te gusta el underground (que es el caso). Al final me he …
Hace años ya leí otro cómic de Meg, Mogg y Búho, y no me gustó nada, pero he decidido darles otra oportunidad. La conclusión es que el motivo por el que no me gustó sigue ahí: no hay una sola ventana de luz en las 170 páginas. Los personajes son todos unos desgraciados y se revuelcan en su miseria sin fin, y después de leerlo un rato me quedo con la misma sensación de abatimiento que tanto me echó para atrás la primera vez; pero, por otro lado, también soy capaz de ver que ese es exactamente el objetivo, el condensar esa sensación, y que a veces apetece rebozarse en ella. Además de esto, un detalle que no recordaba es que las situaciones que genera Simon aparte de míseras son muy locas, y tienen un punto divertidísimo si te gusta el underground (que es el caso). Al final me he reconciliado con estos cómics, y seguro que leeré más.
El formato de falsa antología es súper original, muy cachondo, y un portento gráfico, porque ponte tú a dibujar parodias de doscientos estilos a ver si puedes. Más allá de eso, el humor incómodo y ácido me recordó a la primera temporada de The office: muchas veces no sabía si lo estaba disfrutando o sufriendo. He leído en otras reseñas que la historia que hace de hilo conductor le resta más que le aporta, pero yo creo que al contrario; el quid de este cómic es el personaje, tan patético que de tenerle lástima pasas a odiarlo, y la historia permite que lo exploremos en profundidad. Así en resumen, es una lectura de la que no te olvidas.
El perro Cornelius es un pobre diablo. Siempre es cabeza de turco y objeto de toda crítica. ¡Es el saco …
Si algo puedo destacar de este cómic es que me dejó hecha polvo. La historia habla sobre la precariedad, sobre la dificultad de cambiar las estructuras cuando vives al límite. Es una muy buena lectura que me pilló en el momento justo.
Daria ha decidido irse de Polonia para huir de un padre violento y hacer borrón y cuenta nueva. Tras una …
Advertencia de contenido Ojo spoilers
La literatura es un artefacto discursivo que apela a las vivencias, creencias, forma de ver el mundo de quien lee de una forma tan directa, que es difícil contemplarlo desde la distancia, solo apelando a las cuestiones formales. Nada más empezar el libro ya supe que se venían curvas, y si no he hecho antes este comentario es porque.. me dolía, simplemente. La historia reverbera con la situación que estoy viviendo.
Como la gente comentó en su día en #Lecturascasaarbol, si la autora ganó el pulitzer con este libro es porque encapsula muy bien lo que significó la gran depresión, la cara B del sueño americano, y si es tan, tan buena es porque crea personajes muy humanos, porque usa un lenguaje que parece simple pero es bello; pero sobretodo porque expresa una verdad universal con mucho acierto, es verosímil y atraviesa fronteras temporales y geográficas (en este sentido es todo un acierto que el lugar donde ocurre la historia no tenga nombre, pero aunque lo hubiera tenido, posiblemente hubiese funcionado igual).
El final de la novela, que se lee del tirón, ansiosamente, es un descenso terrible a la desgracia, una bola que rueda cuesta abajo y cuanto más rueda más grande se hace y más horror provoca. Así funciona. El sistema está montado para que la pobreza genere más pobreza, era así en los años 30 y sigue siendo así vestido de modernidad. El final te deja en estado de machaque. La narradora abre una pequeña ventana al futuro pero no desde la esperanza, sino desde la certeza de que sigue viva y mientras lo esté, seguirá respirando y caminando entre las cenizas. No espera que nada bueno pase. Pero podría ocurrir. El final de una historia no es el final de la vida, después del The end hay que seguir levantándose y ordeñar las vacas o barrer la casa. En este sentido, y por el hecho de que la protagonista es adolescente, la novela opera como un coming of age en el que la prota madura. Esa madurez acaba teniendo un sabor amargo, se viste de un cierto cinismo distante que podemos entender.
Esta novela es dura y habla de algo duro, pero la vida no es sólo eso. Las historias son cachitos de existencia, no lo abarcan todo, no pueden. Esta lectura me ha acompañado mucho en un aspecto jodido de mi vida, y el haberla leído acompañada en el hashtag #Lecturascasaarbol me ha ayudado a comprenderlo mejor y desde muchas perspectivas que no habría tenido en cuenta, o me habrían afectado emocionalmente pero no habría sabido nombrar o estructurar. Eso es precioso.
Ahora en noviembre fue una de mis lecturas del año 2024. La recordaré durante mucho tiempo y volveré a ella muchas veces.
Un buen relato periodístico, fácil de leer y entretenido, que recopila los casos de corrupción del PP valenciano desde finales del siglo pasado hasta 2015. Es demoledor, a veces de risa floja por lo esperpéntico, y quizá lo único que reprochable es que te deja con cierto regusto nihilista, como si fuera completamente imposible que haya gobiernos honestos (ni siquiera menciona explícitamente que perdieron las elecciones en 2015, y pasa de puntillas por la resistencia de la sociedad civil y movimientos sociales esos años). No obstante, entiendo que el propósito del libro es retratar un fenómeno determinado y no tiene por qué extenderse más allá.
Los engranajes mafiosos de la corrupción valenciana.
Circulaba un chiste que decía que la corrupción era como la paella, que …
Iba en el metro leyendo el último capítulo, se me enganchó la atención y me pasé tres paradas. Tiene un lenguaje propio este libro: un acento, su paisaje, los restos de lo que fue un lugar superpuestos al presente de ese lugar. Me quedé en la fiesta de Facendera, que cuenta cómo las narraciones pueden hacer un amarre y son instrumentos poderosísimos para la construcción de la identidad comunitaria. Me gustó y ahora estoy cogiendo el metro en el otro sentido.
"Cumbres Borrascosas" de Emily Brontë es una novela apasionada que narra la tumultuosa historia de amor entre Heathcliff y Catherine …
Qué os cuento yo ahora de este libro que me ha dejado aniquilado y emergiendo al mismo tiempo, seco como mojama en flor, por poner alguna pavada que se le aproxime. El tocho en cuestión es de esas obras que te va a pedir que te quedes, que aguantes, que respires hondo. Sus párrafos están llenos de violencia que llega a ser hasta complicada de tolerar; nada de esa explícita y espectacularizada, que también, a la que ya estamos acostumbradas gracias (no) a los pericos de Jólibu. Contra este dolor no hay vacuna ni antídoto, hay que estar dispuesto a experimentarlo. Esta es una historia sobre cicatrices en todo el cuerpo y en todo el ser, imborrables, destructivas, pero también fértiles y dadoras de otros caminos posibles. Porque creo que de eso trata la novela, de gente doliente, de tres seres aislados que al encontrarse se reflejan los unos en …
Qué os cuento yo ahora de este libro que me ha dejado aniquilado y emergiendo al mismo tiempo, seco como mojama en flor, por poner alguna pavada que se le aproxime. El tocho en cuestión es de esas obras que te va a pedir que te quedes, que aguantes, que respires hondo. Sus párrafos están llenos de violencia que llega a ser hasta complicada de tolerar; nada de esa explícita y espectacularizada, que también, a la que ya estamos acostumbradas gracias (no) a los pericos de Jólibu. Contra este dolor no hay vacuna ni antídoto, hay que estar dispuesto a experimentarlo. Esta es una historia sobre cicatrices en todo el cuerpo y en todo el ser, imborrables, destructivas, pero también fértiles y dadoras de otros caminos posibles. Porque creo que de eso trata la novela, de gente doliente, de tres seres aislados que al encontrarse se reflejan los unos en los otros, se enmarañan, se utilizan y se hacen daño porque del daño vienen; de maltratos, abandonos, desestructuración familiar y adicciones, menuda herencia arrastran los gachones. Pero también trata de viajes espirituales y psicológicos, de aventuras despaciosas por el territorio neozelandés, de la belleza, de la contemplación, de redención, de la humanidad fuera de la civilización, de gente rota que intenta comenzar de nuevo. Atentos lectogrumetes al estilo, a mí me ha parecido un primor y una valentía, pero entiendo que pueda resultar algo complicado de acoplar con lo que hoy se lleva, ese decir directo y sin muchos rodeos al que nos acostumbran y que vale, está muy bien, pero para bajar a ciertos abismos es claramente insuficiente. Aquí el lenguaje se parte, el punto de vista del narrador es cambiante, está lleno de apartes, de digresiones, de atajos y retahílas divagantes. Pero qué belleza, cómo se va adaptando la narración a lo que se quiere contar, cómo se usa el retorcimiento del decir para generar un acceso al mundo íntimo de los personajes, un mundo al que sentimos que no podríamos haber llegado desde una narración más estandarizada. El último tramo, como avío extra, trae viajes lisérgico-chamánicos; tres, uno por prota, cada uno desde un punto concreto de su ruina. Viajes altamente sensoriales, emocionales y emocionantes, con la muerte presente tocando la guitarra, con la amenaza pendiendo de un hilo, prometiendo a cada revuelta de la calle la aniquilación. No me meto en la variedad temática que a veces se opaca ante la potencia expresiva que atornilla la autora en las vidas de los tres actores principales, pero también hay cabos sueltos, pequeños cebos o riachuelos narrativos, en los que se nos habla de religión, de vida comunitaria, de sociedad quebrada, de formas de amor… Mucho, mucho contenido en envoltorio con saborcillo estrafalario, casi weird, con la guinda de que se usa en muchas ocasiones el habla maorí en crudo, como parte de esa gozosa mezcolanza expresiva que es esta historia (tranquis, hay apéndice de traducción). No quiero alargaros mucho la loa, mi intención es solo transmitir que este libro tiene ese algo especial que hace a algunas obras depositarias de verdades que redimen, es un repositorio de vida a la vez que una caja de Pandora Premium con extra de amenaza. Literatura capaz de desvelar la amplitud de la vida, de sacarnos del aquí tan estructuradito y sacudirnos costumbre, conducta y sentidos. Preparad el valor para versentir el desgarro de eso que también somos los humanos.
Terminé La nada fértil, libro de Sarah Babiker en ConTinta me Tienes. Periodista en @ElSaltoDiario, estructura el libro original y potente, los análisis son certeros, cuenta realidades poniéndonos en distintos zapatos y encontrando además cómo ligar esa nada fértil, ese todo por hacer, con la esperanza militante; intuición de cuánto cambiaría el panorama si nos uniéramos para construir futuros otros. #Recomendado!