El sufrimiento es la condición propia de la vida. Y cuando sobreviene, uno lo reconoce. Lo reconoce como la verdad. Es bueno, desde luego, curar las enfermedades, prevenir el hambre y la injusticia, como lo hace el organismo social. Pero ninguna sociedad puede modificar la naturaleza de la existencia. No podemos evitar el sufrimiento. Este dolor y aquel dolor, sí, mas no el dolor. Una sociedad solo puede aliviar el sufrimiento social, el sufrimiento innecesario. El resto subsiste. La raíz, la realidad. Todos nosotros, los que estamos aquí, vamos a conocer el dolor; si vivimos cincuenta años, serán cincuenta años de dolor. Y al final moriremos. Esa es la condición en la que hemos nacido. ¡Me da miedo la vida! Hay momentos en que..., en que me da mucho miedo. Toda felicidad parece trivial. Y, sin embargo, me pregunto si en todo esto no hay un malentendido, en este querer correr en pos de la felicidad, en este miedo al dolor... Si en vez de temerlo y huir de él, uno pudiera ir más allá del dolor, trascenderlo.