El dolor que atraviesa la historia no se puede reparar, los vacíos son imposibles de llenar, pero la tarea de documentarse y testificar nunca será en vano. El incesante olvido engullirá todo, a no ser que le opongamos el esfuerzo abnegado de registrar lo que fue. Las generaciones futuras tienen derecho a reclamarnos el relato del pasado.
Los libros tienen voz y hablan salvando épocas y vidas.
Las librerías son esos territorios mágicos donde, en un acto de inspiración, escuchamos los ecos suaves y chisporroteantes de la memoria desconocida.
— El infinito en un junco por Irene Vallejo (Página 416)
Llevo un par de semanas retomando este inmenso libro, después de casi dos años de pausa por el estudio de la oposición. Darle espacio mental creo que es indicador de mi proceso de sanación.