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Una pequeña anécdota sobre una jornada electoral da pie a un cuento lleno de reflexiones sobre política (y sobre más cosas). Denso, pero fácil de leer. Magnífico.

Una historia no demasiado original, pero sí muy bien contada.

Audiolibro. Donde el primero era muy entretenido, este se hace un poco pesado porque la estructura es casi la misma. A ver qué tal el tercero.

A ratos bueno, y a ratos pesadísimo.

Audiolibro. Quizá el que más importancia da a Snape (sí, es mi personaje favorito, qué pasa).

Para entender mejor este libro, hay que leer los dos anteriores, sobre todo el primero. La mezcla de una historia de los magos y capítulos de divulgación científica está mejor enlazada, los temas son originales, a veces complejos pero tratados de una manera sencilla, al alcance (casi siempre) de humanistas sin remedio como yo. Muy recomendable.

Uno con poquísimo texto y unas ilustraciones preciosas. Ideal para niños a los que guste mucho leer.

Unas memorias muy breves, a base de pinceladas, como una colección de anécdotas, sobre el ambiente cultural de Nueva York en los años cuarenta. A ratos divertido.

Un ensayo muy fácil de leer, a ratos entretenido y a ratos tremendamente viejuno, sobre la naturaleza del amor y la amistad.

Un libro infantil para niños muy pequeños. Una historia agradable con intención educativa, sin ser cursi, y unos dibujos preciosos. Muy recomendable para los que aún no leen solos.

Seamus Heaney es un poeta difícil de entender, entre otros motivos porque habla de la vida rural con vocabulario que no encuentras en otro sitio. ¿Quién más te va a escribir poemas sobre pájaros que solo hay en Irlanda o sobre las partes de un barco? Hay que leerlo todo despacio y varias veces. El ejercicio compensa. Este libro, escrito pocos años después de la muerte de su padre, mezcla esas descripciones del campo con reflexiones sobre la muerte y la familia.

Del club de lectura de cómic. A ratos confuso, una mezcla de costumbrismo y recuerdo del Holocausto que no termina de cuajar.

Hubo una época en la que el teatro del absurdo me encantaba y esta obra de teatro habría sido de mis lecturas favoritas. Ahora me aburre y me impacienta. Todos cambiamos.

Un clásico del que hay poco que decir, aunque pasada la adolescencia se hace un poco simplote.

Todos los clichés del noir americano, con un elemento de fantasía. Muy entetenido.