Saqué el libro de la biblioteca sin conocer siquiera al autor. Y tengo que admitir que, aunque me costó arrancar, al final la narrativa atropellada y musical de Osipov me ha dejado con ganas de más.
Se trata de una colección de relatos, casi todos con la caída de la URSS como telón de fondo, que siguen a personajes de distintos tipos en sus andanzas, casi todas impregnadas de cierta melancolía. El autor nos trata como a seres inteligentes y sugiere cosas que sólo en nuestra mente alcanzan categoría de revelación.
Quizás lo único que lamento es que me da la impresión de que me he perdido cosas, debido a la barrera cultural con Rusia. A veces no sabía cómo interpretar el costumbrismo de algunas escenas, ni delimitar claramente dónde comenzaba el sarcasmo del autor.