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Los libros de jartigag@lectura.social

Para leer

Lectura interrumpida

Marta G. Franco: Las redes son nuestras (Paperback, Consonni) 5 estrellas

Internet era nuestra. Nos la robaron entre quienes viven de extraer nuestros datos personales y …

En 2004, la media de tiempo que dedicaban les usuaries de internet a mirar una pantalla antes de pasar a otra era de 150 segundos. En 2012, 75 segundos. Para 2021, 47. No es que tengamos menos atención: atendemos a muchas cosas, lo que se va acortando es el periodo de tiempo que dedicamos a cada una de ellas. En el entorno laboral, compensamos las interrupciones trabajando más rápido para completar cada tarea. Lo pagamos con más estrés, frustración y esfuerzo. Lo pagamos con salud. Nos vendieron las bondades de la multitarea, pero no es eficaz: cuando dejamos una actividad, nos cuesta unos 23 minutos volver a concentrarnos completamente en ella. La productividad baja[^65].

[^65]: Son datos de Microsoft Research recogidos por la académica Gloria Mark, investigadora de UC Irvine y autora del libro Research Attention Span. A Groundbreaking Way to Restore Balance, Happiness and Productivity, Hanover Square Press, Nueva York, 2023.

Las redes son nuestras por  (Página 110)

He hecho una pausa de "Las redes son nuestras" para leer el relato titulado "Poderoso", de Mar González Hernández. Explora imaginaciones desenfrenadas e inquietantes.

Roberto Moso: Puto Boomer (Liburuak) Sin valoración

Puto Boomer es un apasionante viaje por la vida de Roberto Moso, una de las …

Aquellos años de jefatura intermedia fueron mi única experiencia que podríamos llamar de poder. Yo asistía a reuniones donde se decidían futuras parrillas, posibles fichajes, nuevos programas, el cese de otros... Es estimulante que una idea tuya tenga Juz verde y que esa idea movilice en los días posteriores a todo un equipo que surge de la nada. De pronto, conocí esa sensación de que otros trabajan y tú te llevas los aplausos -o los abucheos, en su caso- en base a simples decisiones. También conocí por primera vez la sensación de que te hagan la pelota, y también esa otra de que te hagan la cama. La sensación de soledad cuando estás con todo un equipo de un programa que trabaja para ti es enorme, de modo que agradeces mucho que te traten bien y eres especialmente sensible a quienes se muestran más bordes o distantes. Pero eso es engañoso. Con el tiempo comprendí que algunos de esos supuestos bordes eran, simplemente, buenos profesionales que querían hacer bien las cosas y dejarse de chorradas. En cambio, ciertos encantadores solo trataban de ganar favores a base de jabón, y desaparecieron de mi órbita en cuanto dejé de ser interesante.

Puto Boomer por  (Página 35)

Roberto Moso: Puto Boomer (Liburuak) Sin valoración

Puto Boomer es un apasionante viaje por la vida de Roberto Moso, una de las …

Con el paso de los años, como suele ser habitual, la fórmula acabó perdiendo fuelle, pero Vaya Semanita sigue siendo una marca referencial para ETB y un motivo de numerosas conversaciones desternillantes entre amigos rememorando momentos célebres. De hecho, se sigue repitiendo una y otra vez en las diversas cadenas de la casa.

Puto Boomer por  (Página 34)

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citó 50 palos de Pau Donés

Pau Donés: 50 palos (Hardcover, 2017, Editorial Planeta) Sin valoración

LA FLACA: LA VERDADERA HISTORIA

Llegamos a La Habana, dejamos las cosas en el hotel y con el subidón nos fuimos de fiesta a 1830, una discoteca al aire libre en El Malecón que allí todos conocen como La Tasca. Tomamos unos mojitos y cuando nos marchábamos entró en el local una mujer de belleza impresionante, con un vestido de gasa roja semitransparente, y en la cara dos soles que sin palabras hablaban. A la mañana siguiente había que ponerse a trabajar, no estaba la cosa para empezar a perder días por noches. Durante esa semana estuvimos buscando una modelo para el videoclip, vimos a muchas chicas estupendas, pero en la cabeza de todos había solo una, la chica del vestido rojo que encontramos el primer día en La Tasca. Y allí que fuimos cada noche hasta que por fin la encontramos. Una diosa, eso es lo que era. Nos acercamos y le contamos nuestros planes: necesitábamos una modelo para un videoclip y pensábamos que ella era la ideal. Y sin más prolegómenos, Alsoris aceptó.

50 palos por  (Página 149 - 150)