Señó Moshuelo terminó de leer Por culpa de una flor de María Medem
Muchas cosas me han sorprendido en esta historia. En primer lugar su forma, su ruptura con lo lineal, su uso de los silencios y los espacios, del color, de lo esquemático multivalente. También su tono, pausado, onírico, de fábula abierta a interpretaciones que nos interpela y demanda nuestra participación. Nos empuja con suavidad para que acompañemos a Antonia, la protagonista, desde dentro, como algo más que observadores distantes. Enseguida estamos a su lado, en esa aldea abandonada que habita y cuida, inmersos en la extrañeza de su mundo, llevándonos al corazón todo lo que ve y siente y canta ella. El componente poético, por momentos surreal, es otro de los goces de esta historia abierta a interpretación y sentimiento. Poesía que se traslada a lo visual, al uso del color y a la disposición de las viñetas. Hay un laconismo palpitante en esta obra, como de tierra recién removida, preparada para ofrecer fruto y asombro, también extrañeza. Por último, mencionaré cómo se intercalan letrillas flamencas en el camino y lo efectivas que son para meternos aún más en el mundo que se nos presenta. Acompañan a Antonia y son llave y misterio a la vez, nos llevan a lo sencillo que no acata ser interpretado y reducido. Vamos, que me ha encantado. Termino diciendo que por temática (territorio y cómo este se imbrica con lo vivo, lo moldea y afecta) me entra a la perfección dentro de lo que solemos hablar en #lecturascasaárbol, así que la incluyo en la lista del mismo nombre.