Sé que cuando vea una película voy a llorar. Hollywood destruyó la ilusión de mi infancia, siempre los malos de las películas morían o quedaban tullidos, ninguno se salvaba de su cruel destino. Cuando vi morir a King Kong supe que era a mí a quien la industria estaba matando. No se puede ser tan grande, tan peluda y vivir en el centro de la ciudad.
— Cuerpos para odiar por Claudia Rodríguez (Página 146)
Uno de esos libros que completan la realidad interesada y sesgada que nos aprieta la sisa. Como veis, además, no está exento de guasa veteando el dolor y el sufrir, que de eso también hay tela.