Reseñas y comentarios

Lo hemos leído en voz alta en casa con las peques. La experiencia de leer teatro en familia es altamente recomendable y se agradece que haya este tipo de obras para que les vaya enganchando el género. Dicho esto, se trata de una secuela normalita, de la que puede prescindirse perfectamente pero que encantará a los muy fans. Desde el punto de vista de la dramaturgia, pues un poco lo mismo: sólo en una de las escenas hay un leve intento de sacar provecho de los recursos expresivos propios del teatro. El resto podría intercambiarse fácilmente por una novela con mucho diálogo sin demasiada variación. En cualquier caso, divertida para los lectores más jóvenes y adictiva para los muy fans de la saga.

"Porque, en efecto, que le quemen a uno sus obras dos veces en vida es, después de todo, una rara distinción." El siglo XX fue el siglo de los genocidios. Nunca antes en la historia el ser humano se había matado tanto y en tantos sitios. Arthur Koestler fue testigo de esa especie de locura colectiva que fue la Europa de entre guerras y durante la II Guerra Mundial, así como de los primeros años del sionismo y las primeras guerras árabe-israelíes. Sus memorias dan buena cuenta de ello. Son a la vez terribles y adictivas porque este autor escribe como los ángeles. El autor desgrana con tristeza cómo (como tanto otros) ese tiempo que le tocó vivir le hizo perder su patria, su lengua, sus amigos y camaradas y, finalmente, su fe en un ideal en el que antaño creyó ver un futuro mejor para la humanidad.

Estupenda adaptación en cómic de esta pionera obra teatral de ciencia ficción. La autora ha sabido captar a la perfección el espíritu de la obra y resulta una lectura de lo más recomendable.

Un clásico de la hard scifi absolutamente imperdible. Leyéndolo, una pensaría que Kim Stanley Robinson participó realmente en la colonización de Marte y que la novela es una suerte de memorias. Pero no solo es fascinante su contenido científico: la novela explora con gran acierto otros aspectos, propios de las "ciencias soft" como la afectación psicológica de los primeros colonos, las implicaciones sociológicas o aspectos que serían objeto de estudio de las ciencias políticas. Todo ello, sin descuidar la historia, la construcción de los personajes ni el pulso literario. Deseando adentrarme ya en la segunda parte de la trilogía, así como continuar explorando otros clásicos de la hard scifi.

Al pensar en arqueología todos tendemos a imaginar grandes gestas tipo Indiana Jones. Sin embargo, como este libro demuestra, es posible (y necesario) echar una mirada al pasado a partir de pequeños objetos cotidianos que han acabado perdidos conformando restos de basura y desperdicios. A lo largo del río Tamesis se han ido depositando todo tipo de pequeños restos fruto de siglos de ocupación humana. Y donde hay objetos abandonados hay personas que los buscan, clasifican y atesoran. En Londres, rebuscar en el barro en busca de estos objetos se llama mudlarking y la autora es una gran aficionada a esta actividad. De su mano, recorremos el río, espacial y temporalmente, mientras nos ofrece multitud de anécdotas y hechos de la historia de Londres. Una delicia de ensayo.

Puro dolor. Pura poesía. Un libro hermoso, delicado. Todo un ejercicio de expiación ante el dolor que solo lo más grandes escritores son capaces de lograr. Mención aparte para el fabuloso trabajo realizado por sus traductores a castellano.

Si dejamos aparte el intenso clasismo al más puro estilo tory con el que la autora tiende a juzgar a alguno de sus personajes, se trata de una estupenda novela de género policiaco magníficamente escrita y que hará las delicias de cualquier aficionado al género. No en vano suele figurar en un lugar muy destacado de las listas The best of. Vamos, que la he disfrutado un montón y a buen seguro leeré más entregas de las peripecias del Inspector Alan Grant.