Segunda parte de Isla, que me ha gustado bastante.
A partir de una premisa aparentemente sencilla, la autora toca temas muy complejos y con profundidad: racismo, xenofobia, clasismo, precariedad. Muchos elementos de la violencia estructural en formato novela corta muy efectiva. Especial atención al complejo de salvadores blanques, que se muestra de forma muy variada a través de distintos personajes.
Me ha gustado especialmente la relación entre personajes, compleja y llena de matices. Ser buena persona no es sinónimo de hacer las cosas bien.
Quizá soy yo, pero veo clarísima la referencia a Tuskegee, Henrietta Lacks y Guatemala.
En algunos momentos, las elipsis me han confundido. Pasan cosas que antes no referencia, pero aún así es fácil de seguir. También siento que la primera parte, hasta que empieza el conflicto, se alarga quizá demasiado -los últimos capítulos son, sin duda, los mejores.
Con ganas de leerme el tercero.