Ninguna puerta tenía llave, pocas estaban cerradas. No había disfraces ni anuncios. Todo estaba allí, todo el trabajo, toda la vida de la ciudad, al alcance de la vista y de la mano
— Los desposeídos por Ursula K. Le Guin (Página 129)
Ninguna puerta tenía llave, pocas estaban cerradas. No había disfraces ni anuncios. Todo estaba allí, todo el trabajo, toda la vida de la ciudad, al alcance de la vista y de la mano
— Los desposeídos por Ursula K. Le Guin (Página 129)