Manuel Monroy Correa terminó de leer La fuerza de existir de Michel Onfray
Manifiesto hedonista, como señala el autor (y el subtítulo), da la pauta para una extensión filosófica al nivel de tratado, debido a la variedad de aspectos existenciales que abarca (ética, erótica, estética, bioética y política). Sin embargo, se trata, precisamente, de una introducción de propuestas libertarias entendidas como hedonistas. Desde el inicio -y, por remembranza- hasta el final, Onfray señala el prejuicio respecto del uso del término y a partir de ahí, elabora una justificación del hedonismo en el simple principio de buscar el placer y desechar el displacer. La individualidad -más que la subjetividad- hedonista, contiene la ética de procurar el placer de terceros, en la esfera de lo social, en cuanto que todo egoísmo incomunicado (todo ostracismo) es condenado por el autor.
El materialismo y la recuperación del epicureismo vs. platonismo se hace presente en este manifiesto que no entra en detalles ni profundiza, sino que ejercce la crítica con fundamento en la lógica hedonista -piénsese así-, afirmando que existe una tradición libertaria que, por demás, la sostiene. Es un libro que da qué pensar sobre el papel del individuo que, situado en su mismidad y resolviendo de manera individual su postura de frente a un hedonismo comprometido, se encamina al encuentro de sus utopías no idealistas, donde los otros conviven con el objetivo de un placer comunitario y concreto.
No está de más mencionar que la introducción general del libro es propiamente biográfica. Elemento justificado por hallarse anclado a las ideas presentadas: no hay filosofía sin vida, sin cuerpo, sin anécdota.