Manuel Monroy Correa terminó de leer Entera nueva de Melisa Arzate Amaro
Largo de leer para mí aunque al fin leído. Lo terminé en mi casa y solo me faltaba el último poema. Creo que hay varias formas de leer poesía y en este caso, el carácter del libro deja adivinar que, al menos, en una primera vez, la lectura se ha de acomodar a la estructura del poemario. Tengo varios favoritos («Siendo», «Impluvium», «Pez vela», «Allá»).
Melisa Arzate Amaro tiene un estilo en el que la palabra poética es lo que prevalece. El habla cotidiana, la inevitable enumeración, la muy explícita forma de lo dicho ―porque no puede decirse de otro modo― también están presentes. Conesto quiero decir que, una enunciación culta, melódica, «trabajada», es también esa que cuela las formas cotidianas.
El poema tiene aspectos de lo posthumano y de la denuncia. Este poemario llega en un momento en que la poesía y lo político son siempre una pregunta por carácter de enunciación, además de posiciones y de crítica.
