Me gusta mucho leer voces disidentes dentro de los colectivos y creo que es necesario ese punto de mirada a largo plazo para marcar las líneas del activismo, para no perderse en el día a día. El libro está bien escrito y es innegable que Missé habla desde un cariño profundo a la causa que critica.

Dicho esto, me ha dado la sensación varias veces que pasaba de puntillas sobre algunos temas para que no le rompieran el relato. Creo que es un libro que se basa mucho en la experiencia del autor, siempre válida, con la que perfila unas necesidades o unos deseos que no siempre son posibles a nivel práctico. Es transversal la necesidad de deshacernos de las presiones que nos obligan a encajar en una idealización de género. Nadie duda en que esa sea una excelente premisa, pero la realidad es que a menos que no tumbes el sistema como lo conocemos, mucho de lo escrito se queda en deseos difusos y bienintencionados.