Aunque como transición a adulto la historia de Ged es más expansiva y grandilocuente, la de Tenar se me ha hecho mil veces más interesante. Quizás porque los problemas que la acucian son más reales: la sociedad, las normas, lo que se espera de ella, que no los demonios inventados del primer libro.

No recordaba lo mucho que emparejé el Ged/Tenar en su momento y he revivido mi pasión por ellos a pesar del tonito condescendiente de Ged (Si vuelvo a leer una vez más “little one” tiro cosas por la ventana).