La innovación es esencial para la supervivencia de los sistemas. Un sistema osificado no puede responder a los hackeos y, por tanto, tiene problemas para evolucionar. El politólogo Francis Fukuyama formula este argumento cuando teoriza que tanto los estados como las instituciones se desarrollan para responder a condiciones ambientales particulares y fracasan o son conquistados por otros porque no pueden evolucionar cuando el entorno cambia (y piso de ejemplo el Imperio Otomano). La investigación contemporánea en ciencias políticas sugiere que cuando los grupos conservadores que representan a los ricos y poderosos se niegan a permitir que sus sociedades evolucionen, los sistemas políticos en su conjunto pueden llegar a colapsar. Este poder disruptivo también es aprovechado por quienes se encuentran en la parte inferior de nuestra estructura de poder y sirve de motor para el cambio social. Así es como ocurren las revoluciones. El hacking es una de las armas de los débiles, muy importante en estos casos. [..] El futuro del hacking social debería combinar su impulso por evolucionar con un enfoque centrado en el bien común o veremos cómo nuestros sistemas sociales comienzan a colapsar. Y luego serán hackeados en forma de revoluciones.
— La mente del hacker por Bruce Schneier (Página 159 - 160)