Blanca G. L. terminó de leer Llévame a casa de Jesús Carrasco
Me hizo pensar en mis propias vueltas al origen, en la fricción entre la vida que queremos construir y las expectativas que se vierten sobre nosotres. En cómo dialogamos con la decepción, con sabernos fallando y con el deseo de hacerlo mejor, si es que hay posibilidad de enmienda. Está tan bien descritas, la culpa, la ternura y la resignación. Me encantó una imagen: una familia particular, todas alrededor de la mesa, después de todo. El protagonista tiene una revelación: "todos los que están en esta mesa me quieren". Saber eso, alguna vez. Y al mismo tiempo, me hago una pregunta: ¿tiene eso que suceder siempre en el seno de una familia? ¿Quién nos cuida si no es la familia, tenemos realmente una alternativa en las ciudades hostiles que habitamos? Porque reconocí muchas emociones en este libro pero me decepcionó su resignación a la institución-familia, como si todo el camino de búsqueda anterior del protagonista fuera un error, un rodeo antes de lo inevitable. Es un libro sin ningún potencial transformador y con una mitada situada y particular (la de un hombre que por primera vez mira a su madre), aunque quizá el solo hecho de iluminar ciertas partes de la realidad ya responde a una voluntad política.