Poesía para establecer un territorio común, para abrir la realidad
Uno de esos libros que alimentan, que descubren, que levantan la alfombra y nos enseña el idioma de la pelusa y lo desconocido, de lo que no se quiere mirar. Se podría considerar esta obra como una serie de ensayos sobre el hecho poético. Pero es mucho más, habla de poesía principalmente, de la dimensión integradora y vital de lo poético, de cómo la poesía sirve para no servir, de cómo con ella se puede hablar de todo. Me parece que estos ensayos se quedarán conmigo mucho tiempo, ni sé la de poemas y apuntes para poemas que han nacido de estas lecturas. Lo recomendaría a todo el que esté interesado en traer a este ahora enconado un mundo más justo, más abierto, menos centrado en el acumular y que nos permita juntarnos, reencontrarnos entre nosotros y a nosotros mismos. Para los transparentes, los heridos, los desterrados que aún creen que hay un mundo mejor y que sus piezas están por aquí, solo hay que seguir, no dejar de buscar, no bajar los brazos ni la voz. Esperar lo imposible.