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Tom Franklin, Javier Lucini (traductor): Letra torcida, letra torcida (Paperback, Español language, 2024, Dirty Works)

Un poderoso thriller, mezcla de racismo, secretos familiares, vergüenza, miedo y amistad, escrito por uno …

Profundo Sur, reptiles redneck y secretos añejos

La verdad es que el título que he elegido quizás no haga más que despistar. Intento bajar la idea al comedero para que podáis picotearla. Esta obra trata de dos hombres conectados por un pasado en común que emerge después de 25 años, hasta ahí pues vale, nada nuevo bajo el sol, supongo. Pero esta novela tiene una brillantez especial que se nota en el estilo directo, de diálogos chispeantes y frases sin mucho adorno pero capaces de contener todo ese empaque y secretos de los buenos párrafos, de los escritores que saben cuándo callar, según la dosis el veneno nos coloca o nos aburre, y cuándo sacar a la serpiente del buzón. La obra destaca pos su ambientación y su agilidad narrativa, pero también por cómo trata temas de racismo desde un costumbrismo nada complaciente que no justifica nada pero que tampoco nos da lecciones o pontifica. Eso me parece una gran virtud, algo complicado para un autor que quiere mostrar la violencia y lo que permanece oculto bajo la monotonía de un pueblo diminuto en el sur de los Estados Fundidos. Os gustará si os va lo policíaco, pero sin detectives cliché; os gustará si sois lectores asiduos de las obras ambientadas en ese escenario que hemos visitado tanto que parece que esté a dos pasos, aquí mismo, al lado de casa (es lo que tiene la colonización cultural, en este caso para bien, porque no se idealiza nada —bueno, quizás un poco las pistolitas— y se nos presenta el panorama de la región en la que ocurren los hechos y sus gentes de forma que podamos sentir y valorar por nosotras mismas). Como siempre, me gusta mencionar a las pequeñas editoriales que eligen un filón y nos lo destilan para regalárnoslo en forma de libros particularísimos, que nos abren mundos y mentes; aún no he leído mucho de Dirty Works, pero caerán más, por temática y porque la sorpresa suele venir cuando uno no mira el dedo que le señala y le obliga, cuando se niega a comer la papilla cultural predigerida y se mete un poco, hasta las rodillas al menos, en el pantano aunque haya cocodrilos y mojones flotando.