Como el hueco que queda entre el marco y la puerta:
el gemido de los goznes expande el mensaje mientras empuja el aire.
Y luego el portazo, y el crujido del cerrojo, que sabe a sangre, ferroso, entrando en el marco, con un clac como de frágil hueso rompiente,
como de costillas que se doblan en el sentido contrario,
como un alivio de repente, pero solo un instante antes de deducir el motivo que se dibuja en la corteza.
Entonces me pregunto: ¿me he quedado dentro o fuera?
— La poesía es tan rara como una ardilla en la playa por VV.AA. (Página 66)
De lo que más me ha gustado, hay cosas de lo más potentes, también buenas dosis de guasa llena de sentido, que eso también es muy complicado de hacer sin quedar un poco ridículo...