Señó Moshuelo comentó acerca de La sibila de Agustina Bessa-Luís (Serie Gong, #10)
Me ha aportado una vuelta a los libros densos, dicho esto para bien. Lenguaje jondo, usado de forma preciosista y habilísima, vocabulario que estalla en cada párrafo y ayuda a componer un crisol de acción que se come al paisaje y a las gentes y a los tiempos; un lenguaje minucioso para engarzar una historia familiar en la que parece no acontecer nada, pero en la que se nos muestra la vida abierta y latiente. Esta lectura también ha supuesto reencontrarme con una narratividad lenta y de apariencia errática (por sus saltos, apartes, idas y venidas en el tiempo) que me ha fascinado y apaciguado, que me ha hecho sentir en la casa de la Vessada, protagonista también de la historia, como si viviera con Quina, arrumbado en una esquina, con los gatos junto al cisco. Esta forma de escribir pertenece a otro tiempo, pero se lee con gusto en este y de ella podemos extraer algo de lo que quizás hayamos olvidado que puede hacer la palabra escrita.