Señó Moshuelo terminó de leer Cuentos de Averoigne de Clark Ashton Smith (Gótica, #123)
«todo, lo he oído todo, pero nunca, en ningún lugar, aprendí ni una sola palabra o sílaba de mi lengua que se asemejara lo más mínimo al nombre.»
Y así termina este libro, con una frase final evocadora a más no poder que pone la lápida lánguida y nigromántica a estos mundos que fascinan y enseñan a dejarse llevar.
Me encanta perderme en los sahumerios verbales de este autor fetiche.