Reseñas y comentarios

Rafa Poverello

Rafa_Poverello@lectura.social

Unido hace 2 años, 2 meses

Leo de todo, desde chico, gracias a mi mami maestra que me enseñó que los libros son como un viaje sorpresa a no sabes bien dónde, pero que siempre, o casi siempre, es un disfrute. Mi hermano me odiaba, porque yo encendía la luz del dormitorio bien temprano y se chivaba diciendo que no le dejaba dormir.

Ahora escribo, lo que no quiere decir que sea escritor, y lo hago porque disfruto más aún que cuando leo.

En el #fediverso me podéis encontrar como rafapoverello@hispagatos.space

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Shirley Jackson: Siempre hemos vivido en el castillo (2017, Minúscula)

Cuatro miembros de la Familia Blackwood han muerto a causa de una comida envenenada. Durante …

Agujas en el pecho

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Alguna que otra vez, mi cerebro inclemente se ha preguntado por qué buena parte de las mujeres norteamericanas que se han dedicado a escribir a mediados del siglo XX lo hacían desde el noble y difícil arte del cuento o del relato. Es casi norma que todas ellas –Carson McCullers, Eudora Welty, Alice Munro, Katherine Anne Porter, Flannery O’connor…– tan sólo publicaran alguna novela. Y no es que se les diera mal; la única novela de Anne Porter, «El barco de los locos» (1962), fue la más vendida ese año en Estados Unidos y Welty, quien podría ser la excepción que confirma la regla al haber visto publicadas varias de sus obras, ganaría el Pulitzer con «La hija del optimista» en 1973, aunque ambas siguieran cultivando el relato el resto de su vida.

Shirley Jackson está en un punto medio, seis novelas y más de cien cuentos, pero si hacemos …

Daria Bogdanska: Esclavos del trabajo (GraphicNovel, 2018, Astiberri)

Daria ha decidido irse de Polonia para huir de un padre violento y hacer borrón …

La esclavitud, la lucha por la vida

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Daria Bogdanska tenía alrededor de 30 años cuando le publicaron «Esclavos del trabajo», su primer y, hasta el momento, único cómic.

Decir que es mujer, joven, polaca, punk y primeriza en esta faena de dibujar novela gráfica puede parecer un prejuicio, pero en una sociedad patriarcal, capitalista y poco dada a las sorpresas desagradables es difícil encontrar un solo motivo por el que no debiera henchirse de sano orgullo. Más aún con el temita de marras que trata en su primera obra, la explotación laboral (y vital en analogía) al que se ve sometida la clase obrera y de manera particular la población inmigrante y que se refleja a la perfección en el título y en una de las de las planchas de la primera parte del cómic cuyo texto comparto a continuación: "Y se dice que la esclavitud acabó hace cien años" -mientras observa a dos inmigrantes precarios currar …

Toni Morrison: Beloved (Hardcover, 2019, Knopf)

Toni Morrison--author of Song of Solomon and Tar Baby--is a writer of remarkable powers: her …

Había una vez una mujer...

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Cuando Toni Morrison concedió su primera entrevista tras recibir el Nobel de literatura en 1993 tuvo que corregir al tipo que tenía enfrente:

«No me llame norteamericana, soy afroamericana».

Tal obviedad a la hora de no olvidar sus raíces, así como su ascendencia humilde y de clase trabajadora, es un aspecto íntimo, no simplemente trasversal, en toda la obra de la escritora estadounidense. Nacida en Ohio bajo el nombre de Chloe Ardelia Wofford, su seudónimo proviene del segundo nombre con el que fue bautizada, Anthony, y del apellido de su marido, el arquitecto Jamaicano Harold Morrison, de quien se separó en 1964 quedándose a cargo de los dos hijos que tuvieron en común.

Morrison, con un estilo que no resulta descabellado comparar con el de William Faulkner, no escribe sobre afrodescendientes, sobre racismo o sobre esclavitud, sino para afrodescendientes que han sufrido el racismo y la esclavitud. Pocas veces he …

Octavia E. Butler: Parentesco (2018, Capitan Swing)

Más de treinta y cinco años después de su lanzamiento, Parentesco sigue atrayendo a nuevos …

La negra que no podía ser escritora

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En 1960, cuando Octavia E. Butler tenía 13 años y soñaba con ver publicados sus relatos en las grandes revistas de ciencia ficción de la época, su tía, quizá con la buena voluntad de quien te quiere y no desea que te estrelles frontalmente, y demasiado pronto, con la realidad, le dijo «nena, los negros no pueden ser escritores». Eran los años 60 del pasado siglo; técnicamente podría incluso haberle dicho que los negros no podían ser personas con derechos.

En uno de sus relatos, la conocida como la gran dama de la ciencia ficción, recordaba que justo a esa edad de 13 años pensaba que no había leído ni una sola línea escrita por una persona negra. Pero se empeñó, y en un mundo y un género dominado por blancos, se hizo un hueco gigantesco, aunque, tristemente, siga siendo una absoluta desconocida entre quienes se consideran fanáticas de la …

Santiago García Fernández, Kelly Sue DeConnick, Valentine De Landro: Bitch Planet 1. Máquina extraordinaria (Hardcover, 2018, ASTIBERRI EDICIONES)

'Bitch Planet' es una distopía satírica en la que el sexismo institucional, el racismo y …

NO-CONFORME

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Sin lugar a dudas, la mejor manera de explicar de qué va la novela gráfica esta, tan desconocida, llamada congruentemente Bitch Planet, es copiar el texto que aparece en la contraportada de sendos volúmenes con ligeras modificaciones (que coloco entre paréntesis):

¿Eres NO CONFORME? ¿Te AMOLDAS a tu ETIQUETA? (¿ENCAJAS bien en tu HUECO?) ¿Eres demasiado GORDA, demasiado FLACA, demasiado ESCANDALOSA, demasiado TÍMIDA, demasiado RELIGIOSA, demasiado LAICA, demasiado PUDOROSA, demasiado SEXUAL, demasiado GAY (QUEER), demasiado NEGRA, demasiado MORENA (RARA), demasiado LO-QUE-SEA-POR-LO-QUE-TE-ESTÉN-JUZGANDO-(VAN-A-JUZGAR)-HOY?

Viendo la serie de HBO El cuento de la criada, basada en la novela homónima de Margaret Atwood (otra obra distópica como la que nos ocupa), en más de una ocasión me preguntaba dónde estaban metidas las chicas que se empeñaban una y otra vez en seguir siendo díscolas, o incluso aquellas que no pretendían serlo, sino que simplemente no se ajustaban a derecho ni a la norma social. …