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Güido Sender Montes, Federico Corriente Basús, Kenneth Cook: El koala asesino (Paperback, Sajalín editores)

la única persona capaz de criticar a un koala.

De Australia el común de los mortales tenemos dos referencias. Por una parte la invasión de los conejos en 1859 por culpa de Thomas Austinñ Por otra, el reality australiano Bondi Vet donde gracias al doctor Chris Brown descubrimos que una garrapata australiana puede acabar con la vida de un perro en pocas horas.

A pesar de lo que podamos deducir de la lectura de El koala asesino, en realidad a Cook sí le gustaban algunos animales. Lepidóptero aficionado, montó la primera granja de mariposas de Australia. Pero con el resto parece que tenía muy mala suerte. Apenas un año antes de fallecer, enfermo y deprimido —su granja de mariposas quebró, como también lo hizo un proyecto cinematográfico en el que invirtio y que le llevó a la ruina—, publicó este libro, la primera obra de la trilogía de historias humorísticas situadas en la Australia profunda y que continuaría con El canguro alcohólico y El lagarto astronauta.

Cook reivindica que las historias le sucedieron realmente, pero que eran tan inverosímiles, tan extrañas e improbables, que no se había atrevido a ponerlas antes por escrito por miedo a no ser creído. Esta falta de definición entre qué es real y qué no es parte de su encanto y, al mismo tiempo, fuente de algunas críticas hacia su trilogía. Pero es agradable dejarse llevar por la sensación de que podría haber ocurrido de esa forma aunque, quizás, lo que ocurrió fue un poco más leve. A fin de cuentas, quién no ha jugado nunca a tratar de impresionar a una audiencia añadiéndole un poco de sal extra a una narración. Y de eso, de contar sus historias como si estuviera compartiéndolas alrededor de una fogata, Cook sabe mucho, sin duda. Nos queda la sensación a veces de que repite la misma historia una y otra vez alterando elementos para que suene a novedad, pero dando a cada relato su espacio, las carcajadas están aseguradas.