Había leído críticas a este libro y lo cierto es que, no sé si por el tamaño del mismo, se plantean algunas ideas interesantes pero que parece que no llegan a ningún lado. Está claro que tenemos que repensar el turismo y las concepciones que hay sobre el mismo, y aunque el libro si hace algunos apuntes sobre la clase al final parece que a los ricos hay que dejarles seguir haciendo lo que hacen y nosotres pensar esas nuevas formas de habitar el turismo. Tampoco se profundiza demasiado en por qué los trabajadores del Hotel quieren parecerse al rico o por qué no se consideran clase baja cuando lo son. Se me queda algo flojo.