LaCar terminó de leer Gobernar la crisis de los refugiados de Miguel Mellino
A menudo, el racismo es considerado como una cuestión moral, ética, o incluso relacionada con la ignorancia. Un fenómeno obsoleto, que ya no tiene vigencia y del que el sistema puede prescindir. Paralelamente, vemos como cada vez con mayor intensidad la Unión Europea y en general los países occidentales, endurecen las políticas de migración para impedir que vengan refugiados y migrantes a nuestros países, y en general, el perfil de estas personas a las que no se permite acceder a nuestro territorio es racializado.
Este libro sostiene que el racismo es estructural y forma parte esencial de la arquitectura del capitalismo occidental, y lo dice de acuerdo a las tesis de pensadores como Achille Mbembe o Aimé Cesaire. El capitalismo no puede vivir sin el racismo, y es su principal herramienta para seguir manteniendo sus políticas neocoloniales, y aplicar así su necropolítica. Es un elemento divisor de clase que actúa con gran eficacia desorientando a las poblaciones blancas más vulnerables, pero no es, como dice el marxismo blanco, un accesorio más, sino uno de los cimientos claves. Mellino compara con gran habilidad las tesis de Agamben, Arendt, Cesaire y Mbembe entre otros, defendiendo la idea de Mbembe o Cesaire de que el nazismo y el holocausto son una derivada del colonialismo, y el concepto “campo” de Agamben que este pensador perfila de forma eurocéntrica, realmente lo es de “plantación” y de “colonia”. Europa lleva siglos practicando la necropolítica y ésta siempre se ha fundamentado en el racismo. Si queremos redimensionar la lucha antirracista y no permitir que se nos coman los racismos culturales y religiosos, debemos hacer un repaso a fondo quinientos años atrás y ser conscientes de que este mal está dentro de las entrañas de nuestra civilización y sólo se puede combatir escuchando con atención al pensamiento decolonial.