Nacho reseñó A City on Mars de Kelly Weinersmith
Ligero pero profundo, entretenido pero riguroso
4 estrellas
Recuerdo de pequeño tener libros de ciencia para niños profusamente ilustrados con visiones tremendamente optimistas de un futuro que nunca fue, lleno de hábitats espaciales y colonias en diferentes lugares del sistema solar. Esos libros aunque a mí me llegaron en los 80 seguramente estuviesen concebidos en los 70, una década en la que todavía llegaban misiones a la Luna y en la que vistos los avances exponenciales que se consiguieron en tan pocos años el cielo ya no era el límite. A nuestra generación se le prometió un programa espacial apasionante y al final, además del trauma colectivo al ver explotar el Challenger en el 86, nos tuvimos que conformar con ser testigos de logros como el amartizaje de Curiosity o el fly-by a Plutón que, aunque excepcionales, palidecen cuando los comparas con lo que me habían prometido aquellos viejos libros. En estos últimos tiempos de turbocapitalismo las grandes …
Recuerdo de pequeño tener libros de ciencia para niños profusamente ilustrados con visiones tremendamente optimistas de un futuro que nunca fue, lleno de hábitats espaciales y colonias en diferentes lugares del sistema solar. Esos libros aunque a mí me llegaron en los 80 seguramente estuviesen concebidos en los 70, una década en la que todavía llegaban misiones a la Luna y en la que vistos los avances exponenciales que se consiguieron en tan pocos años el cielo ya no era el límite. A nuestra generación se le prometió un programa espacial apasionante y al final, además del trauma colectivo al ver explotar el Challenger en el 86, nos tuvimos que conformar con ser testigos de logros como el amartizaje de Curiosity o el fly-by a Plutón que, aunque excepcionales, palidecen cuando los comparas con lo que me habían prometido aquellos viejos libros. En estos últimos tiempos de turbocapitalismo las grandes promesas de exploración espacial ya no vienen de libros de ciencia para niños sino de billonarios divorciados que lidian con su crisis de la mediana edad con el muy freudiano hobby de construir cohetes gigantescos. Y aquí entra este libro. Un jarro de agua fría contra ese tecnooptimismo que nos están vendiendo, analizando todos los problemas que la tozuda realidad pondrá a las promesas de tener colonias en Marte más pronto que tarde. Un libro ameno y ligero pero documentadísimo en el que desgranan no sólo los problemas más obvios (el espacio es un lugar hostil que quiere matarte, una especie de Australia pero sin wombats para hacerlo más llevadero) sino también otros a los que en principio no les prestarías tanta atención como los legales y sociológicos. Una lectura divertidísima que no puedo dejar de recomendar a todos los que tengáis interés en la exploración espacial.