Antes creía que crecer y hacerse adulto consistía en alcanzar algún tipo de paz interior que acabaría con la incomodidad y la zozobra que a veces se mudan a vivir a mi estómago. Ahora sé que los humanos somos criaturas extrañas y un poco horribles que se temen entre sí, y que hacerse adulto solo va de intentar comer bien y de tener que entregar papeles en sitios donde a veces me tratan regular o me hablan mal. Los funcionarios también son seres humanos, estoy segura, aunque la mayor parte del tiempo no lo parezcan. Para mí, crecer era la idea de disfrutar de mi independencia, de mi trabajo y de mi dinero, pero en realidad consiste en pensar continuamente en la ropa que tengo que lavar y planchar, en esa lechuga ya pocha que lleva dos semanas olvidada en la nevera, en cómo seguir evitando a mis caseros porque temo que quieran subirme el alquiler si les cojo el teléfono.
— Supersaurio por Meryem El Mehdati (Página 185 - 186)