ArianeDeTroil citó Inmersión de Marta Rebón
«Perdónemel», me apetecía decirle. «Yo no tenía derecho a juzgarle; yo, a quien nunca le habían lanzado perros guardianes; yo, que nunca había visto una tablilla de madera atada al pie de un muerto... ¡Perdóneme! Usted no quiere volver allí, a talar árboles en el bosque o a trabajar en las minas. ¡Por segunda vez! Su novela no era sino su débil escudo, su frágil muralla... ¡Perdóneme! Usted ya sufrió un infarto, esa enfermedad cuesta dinero, necesita un salario. ¿Y de qué otro modo, dado que usted es un inválido, podría ganarlo? Sólo escribiendo. Escribiendo mentiras estereotipadas... Perdóneme. No tenía derecho a exigir de usted la verdad; yo, que gozo de buena salud, también me callo. A mí no me han molido a palos durante la noche, en el despacho de un juez instructor. Y mientras a usted le pegaban, yo guardaba silencio. ¿Qué derecho tengo, pues, a juzgarlo ahora? Perdone mi maldita crueldad, ¡perdóneme!».
— Inmersión por Marta Rebón, Lidija Čukovskaja, Ferrán Mateo (notas) (Página 180)