Nuevo libro que cojo "a ciegas" de la biblioteca y nuevo libro que me desarma. Es un libro doloroso. Muy doloroso. Que a ratos destruye por completo tu fe en la humanidad y a ratos te deja ver que no todo está perdido, que si hay gente que, como las pacientes y el equipo de Denis Mukwege, consigue reponerse y pelear por un futuro mejor el resto debemos al menos intentarlo desde nuestro pequeño rincón en el mundo. El libro es muy ameno en su lectura, desde el punto de vista de que engancha y se lee sin ningún esfuerzo más allá del anímico necesario para asimilar todo lo que cuenta. Contiene un montón de ideas sobre las que todos deberíamos reflexionar acerca de la violencia, las heridas del colonialismo, la ferocidad extractiva de algunas industrias, el funcionamiento de las instituciones supranacionales, las sociedades nativas no-europeas y su cultura, el tratamiento holístico de las víctimas de violencia extrema, la gestión de un hospital sin apenas medios, el dilema personal entre el bienestar propio y el bienestar común y otro sinfín de cosas. Me ha hecho pensar muchísimo y, de no ser de la biblioteca, lo tendría subrayado de arriba a abajo. Léanlo, háganme caso.