Hay libros (y películas, y cualquier otro tipo de expresión artística) que es mejor reposar en lugar de forzarse a valorar nada más terminarlos. Este es uno de ellos. Nothomb no escribe buscando la belleza ni el realismo. Sus novelas son obras incómodas, mordaces y siempre en torno a lo que siente -y/o padece- el personaje. Leyendo esta obra, uno puede tener la tentación de desdeñarla porque la historia permanentemente se encuentra al borde de la verosimilitud ("alguien en la situación de x jamás actuaría así"). No importa. No va de eso. No pretende que nos creamos la historia pero sí al personaje: cómo alguien puede crecer y construirse a pesar de la soledad y el abandono, cómo esa herida pervive y permanece a pesar de que se logre superar. Y cómo el exceso desmesurado de amor puede resultar tan o más dañino como la falta de este. Vamos, que al terminarla le puse un 3, pero dos días después sigue agarrada a mi pecho, así que no me queda otra que subirle a un 5.