¿Cómo están los máquinas? En los tiempos del #metoo y el #Seacabó yo creo que es muy buen momento para hablarles del Burlador de Sevilla y el convidado de piedra, la obra en la que aparece el delincuente sexual más famoso de España.
"Pero Berni, si eso fue en el Siglo XVII, eran otros tiempos, no podemos juzgar el pasado con-". Cállate Jose Luis, y vuelve a la cueva, que la obra de Tirso de Molina no te aguanta el argumento ni dos minutos.
Como ya sabrán, el Burlador de Sevilla no es otro que Juan Tenorio, un señor creepy en concurso consigo mismo para ver cuál es la peor excusa que se puede inventar para abusar de cuantas mujeres tenga por delante. Chantaje, manipulación, engaño, daño emocional. Vamos, que si llega a existir en la actualidad estaría entre rejas o de asesor para un concejal de extrema derecha.
Se han hecho muchos estudios sobre la personalidad de Don Juan. En general, se puede decir que pocas veces ha existido un fulano con más ganas de matarse. Cada decisión y engaño va situándole un peldaño más cerca de su destino que, spoiler a continuación, va a ser el de una grave indigestión mientras cena con un fiambre y se quema en la vitrocerámica infernal.
Una obra relevante porque, al margen del obvio envejecimiento de algunos preceptos morales, el sexismo y el machismo patrios quedan reflejados en la figura de un tipo que ve a las mujeres ya no como pieza a conquistar, sino como herramienta de placer de la que aprovecharse cuando le venga en gana.
Resulta de lo más revelador que el término "Don Juan" se utilice en nuestro vocabulario para definir a un hombre habilidoso en cuanto a seducir mujeres, en lugar de ser sinónimo de un violador que debería pasarse la vida a la sombra.
Así que si algún prenda de los de hoy les dice que ahora no se deja pasar nada, me hacen el favor de recordarle que el último que fue de listo en el teatro del Siglo de Oro acabó cenando alacranes envenenados y ardiendo en el infierno por toda la eternidad. #Cancelculture de la buena.
